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domingo,
13 de
agosto de
2006 |
Con su última novela, Carlos Fuentes escarba en la historia de la literatura
El laureado escritor habla de su última obra, "Todas las familias felices", y de su vida entre México y Londres
Andrea Sosa Cabrios
Para Carlos Fuentes, todo empezó con Adán y Eva, "un matrimonio mal avenido". La historia de la literatura, dice, no han sido más que historias de familia, que se han ido repitiendo, desde la tragedia griega a "Todas las familias felices", el libro que acaba de publicar.
"Todas las familias felices se asemejan, cada familia infeliz lo es a su manera", dice la cita de "Anna Karenina", de León Tolstoi, que Fuentes eligió para introducir al lector en su nuevo libro.
En el estudio de su casa, en el barrio de San Jerónimo del sur de la ciudad de México, hay fotografías en blanco y negro por todos lados. En algunas se lo ve con amigos, en otras aparecen sus hijos.
Hay también una pintura en el recibidor. Es la imagen estilizada de su esposa, tomando de la mano a sus dos únicos hijos cuando eran pequeños. Ambos hijos del escritor murieron hace poco, antes de cumplir los 30 años.
Entre los 16 relatos de familia que conforman la obra, surcada por el dolor, la infelicidad, la rutina y la violencia, se intercalan coros con las voces de los desposeídos, los desgraciados, "la voz de los jodidos", según explica Fuentes.
Fuentes no ha escrito aún sus memorias y no sabe todavía si alguna vez va a hacerlo porque teme meterse "en una maraña infinita de anécdotas, de recuerdos". Pero habla de sus abuelas en primera instancia cuando se le pide "adelantar" algún capítulo.
"Soy parte de una familia, de un padre, una madre, pero también soy muy parte de mis abuelas. Desde el punto de vista literario tengo una enorme deuda con mis abuelas", dijo el autor de "La muerte de Artemio Cruz".
Fuentes tenía abuelas "de dos mares". Una era del estado de Veracruz, en el golfo de México, y la otra del Estado de Sonora, en el otro lado de la geografía mexicana, en la costa del Pacífico.
De aquellas historias que le contaban sus abuelas en la infancia se alimentaba su imaginación cuando regresaba México después de sus estadías fuera del país, como hijo de un diplomático.
"Lo que ellas me contaron durante mis vacaciones de verano en México en mi niñez, se ha quedado conmigo para siempre", afirmó el premio Cervantes de literatura 1987. "Era un caudal de historias de las cuales yo he vivido toda mi vida. Estoy convencido de que las abuelitas son las mejores novelistas del mundo, son las que recuerdan lo que ya todo el mundo olvidó", indicó.
El autor de "Aura" y "La región más transparente" reparte ahora su tiempo entre Londres y la ciudad de México. Sus largas estancias en la capital inglesa le sirven para escribir.
México para vivir, Londres para escribir
"Las novelas las vivo en México y las escribo en Londres. En México me cuesta escribir porque hay tantos compromisos, tantos amigos, horarios de comidas salvajes, comidas deliciosas que lo dejan a uno un poco en otro mundo, de tan sabrosas que son; la política, son muchas distracciones", señaló.
Para Fuentes, uno de los principales autores en lengua castellana, la literatura en español es una de las más pujantes. "Tengo una visión muy incluyente de la literatura en lengua española, me cuesta mucho parcelar la literatura mexicana, paraguaya, española, colombiana. Yo hablo de la literatura en lengua castellana con sus diversos capítulos nacionales", dijo el escritor.
"Tenemos una situación privilegiada. Ninguna otra civilización occidental tiene tanta conciencia de formar parte de un todo como nosotros", afirmó. "Las literaturas de lengua inglesa están muy separadas. Lo decía Bernard Shaw: los Estados Unidos e Inglaterra están unidos por el mismo océano y separados por la misma lengua. Son dos literaturas distintas. Y la de Africa del sur es distinta, la de Nigeria es distinta, la de India es distinta", señaló.
En cambio, los autores de habla hispana "tenemos esa enorme virtud: que escribimos para una lengua común, para un fondo, un caudal común de riqueza". Unas décadas atrás "éramos los miembros del boom una docena y descendíamos de cuatro o cinco escritores: Borges, Carpentier, Lezama Lima, Asturias, Onetti y nada más. Y éramos nosotros unos 12, o 13 o 15", dijo Fuentes.
"Ahora se pueden encontrar por docenas los escritores de la América latina, una gran presencia de mujeres escritoras, que antes no había, y una literatura muy rica en Argentina, en Chile, en México, en Perú, en América central; a donde vayamos se está escribiendo mucho y muy bien. Yo me congratulo", concluyó. (DPA)
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Fotos
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Fuentes, en su casa de la ciudad de México.
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