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 domingo, 13 de agosto de 2006  
Start up
Tecnología: ¿cuál es "la nuestra"?

Eduardo Remolins

Rosario está cambiando en muchos sectores. El de las empresas de tecnología es uno de ellos. Y no es para menos. El entorno en el que se desenvuelven estas empresas muta a gran velocidad. Para ellos no parece la misma ciudad la de 2000 que la de 2006. Quizás no lo sea.

Mientras en 2000 nos promocionábamos como un lugar favorable para el desarrollo de software merced a nuestro bajo costo de recursos humanos (50% inferior al de Buenos Aires en ese momento), a partir del 2002 sumamos, devaluación mediante, una ventaja internacional dado el bajo costo en dólares de nuestros programadores y la disponibilidad de esos recursos que generaban las universidades locales.

Ya no es así. El alto crecimiento de Argentina y de la región, la elevada inflación y la recomposición salarial han vuelto a barajar las cartas. La situación actual se define por costos salariales muy similares a los de Buenos Aires, para la mayoría de las categorías de profesionales de IT y por la escasez de recursos. Tampoco somos tan baratos ya, en términos internacionales.

Hoy, la mayoría de las empresas de IT tiene buena demanda, pero no siempre encuentran los profesionales y la presión salarial se hace sentir. Obviamente una parte de la solución del problema pasa por la formación de nuevos profesionales.

Pero igualmente, a corto o mediano plazo, la expectativa de todos es que los salarios sigan creciendo. Es la aspiración general. ¿Cuál es la salida entonces? Una pista para resolver este dilema se encuentra en algunos casos locales que han sabido encontrar un posicionamiento que parece sustentable a largo plazo.


La diferenciación
Software para educación, aplicaciones para seguridad eléctrica, software colaborativo, bioingeniería, software para retailers, automatización de procesos industriales, son algunos de los productos altamente diferenciados que producen estas empresas.

El elemento más destacado en ellas es el grado de internacionalización, muy superior al promedio de las empresas de Buenos Aires, con envíos al exterior que llegan en algún caso al 100% de las ventas y en al menos dos más superan el 50% de la facturación total.

La especificidad de los recursos humanos y la ventaja de vender en euros o dólares, les permite enfrentar mejor la competencia por los programadores e ingenieros. Con todo, son empresas que muy raramente alcanzan los 100 empleados. Son claramente empresas de nicho, con productos especializados y de alto valor. ¿Será esa "la nuestra"?

La verdad es que, en tecnología, no hay tantos recursos como creíamos. Sólo podemos hacer un número limitado de cosas. ¿Cuál es la solución? Recuerdo que en su primera campaña electoral el premier británico Tony Blair solía resumir su propuesta electoral con un machacón y repetitivo: "educación, educación, educación", para que quedara claro.

En la búsqueda de claridad y foco en nuestra estrategia tecnológica, nosotros podríamos decir: "nichos, nichos, nichos".

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