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domingo,
13 de
agosto de
2006 |
En Foco. Alquileres y haberes jubilatorios
El lado oscuro de la recuperación económica se impuso en las últimas semanas con fuerza propia en la agenda del gobierno. La extraña aproximación del Ejecutivo a la problemática de los alquileres y la orden de la Corte de fijar un plan para el aumento de las jubilaciones hicieron emerger una realidad dibujada por la mala distribución del ingreso por sobre la línea de flotación de los grandes indicadores macroeconómicos.
Con la inflación oficial controlada a través del núcleo duro de bienes sometidos a acuerdos de precios, como en el caso de los alimentos, la inflación en los servicios desregulados, como el de los alquileres, despertó la preocupación del poderoso secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
El tema no es nuevo. Cuando en 2003 comenzaron a repactarse los contratos que habían quedado anclados en los valores de la recesión, la queja de los inquilinos no se hizo esperar. Aumentos del 100%, cláusulas indexatorias ilegales, abusivos traslados de costos, forman parte de los padecimientos que los arrendatarios vienen denunciando desde hace más de dos años, sin obtener respuesta.
El argumento de los propietarios respecto del atraso de los precios respecto de la convertibilidad aparece tan valedero respecto de otros sectores económicos como cínico frente a la escalera que no terminan de subir los ingresos de la población de inquilinos.
La tensión entre alcanzar toda la rentabilidad que el mercado permite y la ganancia razonable que demanda cualquier intento de convivencia en una sociedad civilizada sigue atravesando la relación entre los diferentes actores económicos en el marco de este modelo. En el caso de la carne, el gobierno cortó por lo sano y disciplinó al sector ganadero con el cierre de las exportaciones. En el caso de los alquileres, el camino elegido fue hasta ahora más errático.
No fue el único alerta que se disparó sobre la política económica. El fallo de la Corte sobre la necesidad de recomponer las jubilaciones devolvió a primer plano los desajustes del sistema previsional, hasta ahora emparchados con la suba de los haberes mínimos. La reforma del sistema jubilatorio modelado con la reforma del 94 fue prontamente archivada en los despachos oficiales como ofrenda al canje de deuda y sigue siendo un tema pendiente.
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