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domingo,
13 de
agosto de
2006 |
Caballito
criollo
¿Por qué el amo siempre castiga al más noble para que rinda más? Es realmente una pena ver cómo en una ciudad como Rosario, que se pretende erigir como la más importante del interior del país, aún existen vehículos de tracción a sangre. Sí, carros con caballos que se ven en toda la ciudad, inclusive la zona céntrica. Y esos nobles animalitos que en épocas pasadas cumplieron un rol fundamental en la sociedad y que hoy debieran estar libres y en su hábitat natural (el campo), siguen siendo utilizados para pesados trabajos y sometidos a castigos terribles por quienes lo conducen, no sólo con el látigo, sino con sobrecargas que van más allá de sus fuerzas. Comprendo que la necesidad tiene cara de hereje, que la crisis social y económica nos toca a todos, pero también estoy convencida que el gobierno municipal tendría que tomar cartas en el asunto implementando medidas para erradicar definitivamente este sistema de acarreo dentro de la ciudad. Si se invierte tanto en cosas que sólo ponen parches a la situación, ¿no se podría, por ejemplo, canjear los carros y caballos por las innumerables motos que mueren en el corralón municipal y que se rematan a precios irrisorios periódicamente, muñidas de un carrito para que quienes hoy utilizan ese sistema lo hagan de esta otra forma? Creo, y estoy convencida, que de esta manera solucionaríamos un problema por demás crítico y no dejaríamos a esa gente sin su recurso de vida (a falta de un trabajo más digno) y protegeríamos también a estos animales que, por sus características, no están preparados para caminar sobre el pavimento, cumpliendo de esta forma con una premisa fundamental de protección que tenemos olvidada.
Norma L. Olivero, DNI 6.246.532
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