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 domingo, 06 de agosto de 2006  
Granada: el legado musulmán
El palacio de La Alhambra encierra historias y leyendas de la cultura árabe en su paso por España

Mauricio Pacheco

La Alhambra y los jardines del Generalife, en la ciudad andaluza de Granada, son uno de los monumentos más bellos y mejor conservados del mundo. La variedad de estilos artísticos que confluyen en sus edificios y plazas albergan los últimos vestigios de la civilización musulmana de la España medieval. Por tal motivo, la construcción ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1984, por el comité del patrimonio mundial de la Unesco, y es candidata para ser en el próximo año, una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.

La Alhambra, denominada así por sus muros de color rojizo (qa'lat al-Hamra, Castillo Rojo), está situada en lo alto de la colina de al-Sabika, en la margen izquierda del río Darro, al este de la ciudad, frente a los barrios del Albaicín y de la Alcazaba. La construcción se realizó entre los siglos XIII al XIV por los reyes de la dinastía Nazarí como fortaleza para luego convertirse en una ciudadela de altas murallas y torres defensivas.

En la actualidad es un monumento en el que se distinguen cuatro zonas: los Palacios, la zona militar o Alcazaba, la ciudad o Medina y la finca agraria del Generalife, todo ello en un entorno de zonas boscosas, jardines y huertas.

El renacentista palacio de Carlos V, donde se encuentran el Museo de la Alhambra, integra también el conjunto de edificios que conforman el monumento arquitectónico.

Los Palacios Nasaríes encierran entre sus muros el refinamiento y la delicadeza de los últimos gobernadores hispano-árabes de Al Andalus. La Casa Real es un conjunto de construcciones agrupadas de forma irregular, pero al mismo tiempo con un extraordinario sentido del rigor espacial. El núcleo principal de la Alhambra está integrado por el Palacio de Comares, que constituía la residencia oficial del monarca, y el Patio de los Leones.


Patio de los Arrayanes
El palacio está compuesto por un conjunto de dependencias agrupadas en torno al Patio de los Arrayanes, con galerías en los extremos, al norte se levanta la Torre de Comares, desde donde se observa el valle del Darro. En su interior están la Sala de la Barca y la Sala de los Embajadores.

La puerta de la izquierda de esta fachada lleva a una sala decorada con yeserías con friso de mocárabes y techo de lazo pintado en la época de los Reyes Católicos, con una inscripción que hace referencia a la toma de Granada.

El patio de los Leones quizás sea el lugar más conocido de la Alhambra. Su nombre procede de los doce leones surtidores de la fuente que ocupa el centro del patio, leones sobre los que descansa la gran taza de forma dodecagonal y que la rodean. Esta fuente, de mármol blanco, es una de las más importantes muestras de la escultura musulmana. En el borde de la taza, se encuentra esculpido un poema de Ibn Zamrak.

Los jardines del Generalife están formados por dos conjuntos de edificaciones conectados por el Patio de la Acequia, y se convirtió en el lugar de recreo para los reyes granadinos cuando éstos querían huir de la vida oficial del palacio. En la construcción del Generalife no se encuentra ningún tipo de exceso decorativo, ni grandes actuaciones arquitectónicas, lo que señala el aire de intimidad y de sosiego que buscaban los monarcas al retirarse a descansar entre sus jardines.

Una de las primeras construcciones árabes de la Alhambra es un recinto militar fortificado, denominado Alcazaba, donde se puede recorrer por las torres, adarves, caminos por los cuales transitaban los soldados.

Otra de las zonas de mayor importancia es la Medina, que es la ciudadela en donde habitaban los altos funcionarios, empleados y sirvientes de la corte. El visitante puede ver los cimientos de las edificaciones, así como la muralla desde el interior y una gran vista del Generalife.

La Alhambra se convirtió en palacio de los reyes cristianos desde la toma de Granada por los Reyes Católicos, en 1492. El Palacio de Carlos V se debió a la necesidad de un lugar que reuniese todas las comodidades de la época para el emperador y su familia, ya que el Alcázar, que era su residencia de verano, no cubría sus necesidades.

El emperador ordenó la construcción del palacio junto a la Alhambra para poder disfrutar de sus maravillas y para que sirviera de puerta solemne revestida de cristiandad. El arquitecto encargado de la obra fue Pedro Machuca, un enamorado del renacimiento de acreditada experiencia.

La construcción del palacio comenzó en 1527 y pasó por varias etapas, falta de fondos y sublevaciones que pararon las obras. Los techos llegaron a hundirse por abandono hasta que, alertado por los viajeros extranjeros, el Estado español comenzó su restauración en 1862 y en la actualidad alberga el Museo de la Alhambra.

El palacio de Carlos V es cuadrado, con una fachada principal de 63 metros de ancho por 17 de alto. Unico en su estilo, el patio circular ubicado en el centro de la construcción es la obra más destacada del Renacimiento en España. Las fachadas son imponentes, las principales son las caras oeste y sur, debido a que el edificio esta unido al Alcázar de la Alhambra. Los principales materiales utilizados fueron la piedra calizo-arenisca rojiza en todo el palacio y el mármol grisáceo en las portadas.


Leyendas sobre la Alhambra
La naturaleza oriental y paradisíaca de la Alhambra en su conjunto siempre ha exaltado la imaginación popular y la de numerosos escritores, especialmente a partir del romanticismo. Uno de los mejores frutos de esta inspiración son los Cuentos de la Alhambra, escritos en 1832 por el estadounidense Washington Irving. También hay historias entorno algunos sitios de la Alhambra como las leyendas de "La puerta de la Justicia" o "La sala de los Abencerrajes".

Cuenta una leyenda sobre la puerta de la Justicia, relacionada con la construcción de la Alhambra. Siempre se ha hablado de la dedicación puesta en este trabajo, tanto en lo decorativo como en lo arquitectónico. Se asegura que tan sumamente recia era su construcción que, aún recibiendo el ataque de mil ejércitos enemigos, jamás caería. Así pues, el día que la llave del arco interior de la Puerta de la Justicia y la mano de su arco exterior se unan, es decir, si la Alhambra cae, será por que ha llegado el fin del mundo.

Otra leyenda cuenta sobre el Arco de la Justicia, que tal era la magnificencia de esta entrada a la Alhambra, que se aseguraba que ningún caballero, montado a caballo con su lanza, podría tocar con la punta de ésta la mano esculpida en lo alto del arco exterior. Tan seguros estaban de ello, que aseguraban que quien lo consiguiese conquistaría el trono de la Alhambra.


La sala de los Abencerrajes
El nombre de Abencerrajes proviene del apellido de una familia de la nobleza de la época, que tenía su vivienda en el interior de la Alhambra. Dice la leyenda que esta familia tenía como rival político a otra llamada Zenetes, los cuales decidieron acabar con sus oponentes mediante una conspiración.

Así, inventaron una relación amorosa entre la sultana y uno de los Abencerrajes, para conseguir despertar los celos y la ira en el sultán. Este, cegado por la consternación, y en ocasión de una fiesta en la sala que lleva el nombre de la familia, hizo decapitar sobre su fuente a los 37 caballeros que llevaban el nombre de Abencerrajes. Se cuenta que el color rojizo que aun hoy se puede contemplar en la taza de la fuente, y en el canal que lleva su agua hasta la fuente del Patio de los Leones, se debe a las manchas de la sangre de los caballeros asesinados.
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Los jardines de Generalife, una de las bellezas de La Alhambra.


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