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 domingo, 06 de agosto de 2006  
Córdoba
Mina Clavero, con tonada serrana
La ciudad está enclavada en el corazón de Traslasierra. Una opción que permite disfrutar de la naturaleza extrema, los sabores típicos y la serenidad de la montaña, y adentrarse en el circuito de las altas cumbres

Clarisa Ercolano / La Capital

Mina Clavero es una villa que se caracteriza por combinar una atractiva paleta de circuitos turísticos con una impronta de ciudad donde la belleza del paisaje no se ve alterada por el casco urbano que, además congenia con ella armónicamente. El encanto natural es valorado por sus habitantes, que se muestran sumamente cuidadosos con el medio ambiente, impidiendo la contaminación y la acumulación de basura en las calles. Además se ubica como punto de partida estratégico para acceder a otros destinos turísticos situados en el corazón de las altas cumbres, pero que carecen de servicios como oficinas turísticas, bancos, casinos y una nutrida oferta de alojamiento, y marca la diferencia con otros puntos turísticos por presentar una plataforma de precios accesibles al bolsillo argentino.

Una escapada de fin de semana se adapta perfectamente para este tipo de destino aunque la estadía bien puede prolongarse a gusto del visitante. Sólo en un día es posible realizar un city tour, ya sea caminando entre colinas y cursos de agua, o bien subiéndose a uno de los vehículos utilitarios adaptados cómodamente para tales fines. Recorrer los caminos de montaña es una buena opción para el caminante que puede comenzar temprano y disfrutar de los matices que el paisaje adquiere a medida que el sol refleja diversos colores sobre los ríos que, en esta época del año, no corren demasiado caudalosos.

Los cordones montañosos de Mina Clavero y de toda la zona son imponentes por su altura que superan con facilidad los 1.500 metros sobre el nivel del mar pero que, sin embargo, presentan formas redondeadas debido a su antigüedad y a la erosión que sufrieron con el paso de los años. Las bajadas al río son fácilmente accesibles en el camino que bordea la ciudad y que permite, en época invernal, encontrarse con playas sumamente tranquilas donde sólo se escucha el ruido del agua que corre.

Los balnearios están repartidos por toda la geografía y son públicos en su mayoría, inclusive, cuentan con un buen sistema de alerta que advierte al bañista sobre posibles crecidas del río. En verano, el espíritu rocanrolero invade la villa y no es para menos, Alejandro Sokol, líder de la mítica banda Las Pelotas, es habitué del anfiteatro municipal que se radica en Mina Clavero para organizar festivales y eventos que convocan a grupos musicales de renombre nacional para el gusto de jóvenes y adolescentes.

Un paseo por la ciudad permite ver que cada negocio, quiosco y local de servicios de la villa armoniza con el entorno y guarda delicadas terminaciones en sus fachadas y cuidado en los detalles. La Municipalidad y la plaza dominan la escena pueblerina, destacándose esta última por poseer una arquitectura en la que se entremezclan los orígenes indígenas de la región con el culto que todo el pueblo rinde al recordado ex corredor de automovilismo Jorge Recalde.

Los espacios para niños abundan en la ciudad y proponen juegos al aire libre como los tan buscados videojuegos, y los más grandes pueden tener un encuentro con el humor ya que Mina Clavero es la cuna del conocido personaje Doña Jovita, quién tiene hasta un teatro propio que durante toda el año ofrece una alternativa nocturna para el humor y la risa.

A pocos kilómetros de Mina Clavero está emplazado el dique La Viña, un formidable emprendimiento arquitectónico que además de ser una fuente energética para la región permite al turista caminar por el murallón del dique y contemplar el inmenso espejo de agua que precede a las compuertas.

  Además, para quienes gustan de los trabajos artesanales y de la cultura autóctona, a la vera de la ruta de se ubican cuantiosos puestos que ofrecen a precios accesibles pequeños recuerdos, para contentar a todos, hasta instrumentos, tejidos, telares y comidas típicas como las colaciones y el patay.
Destinos
  Una de las localidades vecinas a Mina Clavero es Nono, tierra propicia para el alquiler de casas quinta que eligieron la zona para instalarse, y cuna de uno de los encuentros más importantes de escultores que se dan cita año a año en la plaza central, ubicada justo en frente de la iglesia. Fuera de esta, se conserva aún la primera campana que albergara el edificio. En el mismo casco céntrico se ubica un pub nocturno que antaño fuera una pulpería en épocas gauchescas, pero que conserva aún sus paredes de adobe respetando el estilo de las construcciones antiguas.

  En las afueras de Nono, al caer la tarde, el paisaje se vuelve dorado con los rayos de sol que se refractan en los arroyos. Además de realizar una pausa en parajes como Los Remansos y Las Quintas, la posta obligada es en Rocsen, un museo polifacético que reúne más de 20 mil piezas en una superficie de 1.500 metros cuadrados, y que recopila diversos aspectos de la vida y la historia del hombre bajo la dedicada selección de Santiago Bouchón, dueño y fundador de este emprendimiento desde 1969.

  El clima benigno, que no tiene lluvias en el período comprendido entre marzo y noviembre permite programar jornadas de tiempo completo y recorrer sitios con misterio, como el arroyo Las Consultas, que adquirió ese nombre ya que la leyenda cuenta que ese sitio era el predilecto de las brujas y hechiceras de antaño, donde realizaban sus consultas relacionadas con las artes de la adivinación.

  En el paraje Las Calles, otra parada obligada es la fábrica de licores artesanales Eben Ezer, donde en 1887 se levantaba una pulpería que todavía hoy asoma por debajo de las paredes reconstruidas y redecoradas. En el local, su entusiasta dueña, promete deleitar el alma con una copita de licor artesanal en sus más de 90 variedades que se ofrecen gratuitamente para la degustación.

  Por supuesto, si las excursiones se realizan con un guía, al caer la noche, son infaltables las historias sobre aventuras de aquellos que se perdieron en travesías por la montaña.
Naturaleza imponente
  Un despertar en Mina Clavero implica una conexión casi directa con la naturaleza, en un marco de silencio sólo alterado por el canto de los pájaros. Si uno cuenta con la suerte de hospedarse en una cabaña, la posibilidad de desayunar con vista panorámica de las montañas es incomparable y permite al cuerpo asimilar aún mejor los dulces y comidas típicas que se sirven en estos hospedajes ni bien sale el sol.

  Vecina a Mina Clavero, Cura Brochero es otra villa turística que según los lugareños se diferencia y mucho de Clavero, aunque sólo las separa el río Panaholma. Cura Brochero tiene una fuerte raigambre religiosa, y actualmente, en el centro de la ciudad existe una residencia para hacer retiros espirituales. Hay que tener cuidado con las rutas, abundantes en curvas y predios rocosos.

  Cruzando Cura Brochero, se llega a la quebrada del Toro Muerto que le debe su nombre a la gran cantidad de animales que perecieron luego de una sequía que azotó al lugar. Allí, a los pies de la montaña, los Guzmán abren su refugio de montaña para recibir al viajero que deberá, antes de lanzarse a la aventura, tomar un desayuno calórico que le permita afrontar los escollos que la naturaleza les tiene preparados.

  El primer recorrido está más relacionado con el avistaje de la fauna y la flora autóctona, y es común encontrar por el camino piedras de cuarzo, mica y feldespato, materiales semi preciosos que abundan en la región y que alternan su aparición con plantas de carqueja y peperina, conocidas por sus aportes benéficos para la salud.

  Avanzando en el camino, y con indicaciones precisas, se puede observar cómo la roca de la montaña filtra naturalmente el agua y hace las veces de manantial. Los guías aseguran que el agua puede beberse tranquilamente y sin problemas para la salud.

  Otro detalle a tener en cuenta es el de las diaclasas, una suerte de cicatrices que se abrieron en las montañas como consecuencia de la actividad sísmica y que luego se rellenaron con otro tipo de piedras, lo cual marca una combinación interesante para la vista.

  En la quebrada de San Lorenzo, también se entretejen historias, como la del Gualeguay, árbol de la zona temido por los lugareños ya que una leyenda cuenta que si este árbol prospera en las cercanías del rancho, éste cae en desgracia y se convierte en tapera.

  La vegetación de la sierra tiene historia, desde el musgo verde que crece entre las rocas y sirve a los baquianos como orientación de los puntos cardinales (donde crece, indica el lado de la salida del sol) o el molle, árbol con el que los aborígenes fabricaban la chicha, bebida alcohólica fermentada que se usaba para celebrar el año nuevo, la cosecha y la fertilidad en la mujer.

  Avanzando por la senda, los rasgos indígenas son cada vez más fuertes. El espíritu comechingón dejó sus huellas ya que aún subsisten las terrazas de cultivo, las piletas para juntar el agua, los morteros cavados en la piedra y hasta un contenedor natural donde se realizaban tinturas que, increíblemente, conservan su tono rojizo como si el tiempo y la erosión no lo hubieran afectado. Y por supuesto las infaltables litografías (pinturas rupestres) con una antigüedad aproximada de 300 años y el acceso a refugios naturales que los indígenas usaban para protegerse de las inclemencias del tiempo hasta principios del siglo XX, cuando eran todavía los dueños de la tierra.

  Para los más osados, luego de un circuito de tres horas de caminata, existe la posibilidad de practicar tirolesa, rapel y escalada en la montaña, poniendo a prueba la capacidad física y mental que la naturaleza requiere constantemente. Conviene estar abrigado pero con ropa que facilite el movimiento y solicitar a los guías la provisión de un casco.


El cóndor pasa
  A 60 kilómetros de Mina Clavero, las cumbres se hacen aún más altas y dan lugar al Parque Nacional Quebrada del Condorito, un sitio natural único que permite ver a las majestades de los cielos desplegando su vuelo imponente entre los picos de las montañas. Si bien el ingreso al parque es gratuito, a fines de evitar la erosión, el ingreso a los autos no está permitido. Junto al avistaje de cóndores, el trekking es actividad obligada con kilómetros y kilómetros de sendas que permiten conocer su flora y su fauna.

  La pesca deportiva esta permitida siempre y cuando se respeten las reglamentaciones vigentes y también pueden realizarse cabalgatas por algunos sectores, con operadores turísticos autorizados.

  Mina Clavero, que en el idioma de los antiguos se escribía Milac Navira, se traduce como agua que brilla. Sin dudas, esta localidad de nueve mil habitantes, con ritmo sereno, lugareños amables, sol brillante y aire puro es el punto de partida para adentrarse en las bellezas que ofrece la provincia de Córdoba en el Valle de Traslasierra, en cualquier época del año y con la majestuosa naturaleza, que al menos aquí, resiste airosa el paso del hombre.
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El murmullo de los arroyos serranos son música para los oídos de los visitantes.

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