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domingo,
06 de
agosto de
2006 |
Narváez retuvo por octava vez el título mosca OMB
Córdoba- El púgil chubutense Omar Narváez, cordobés por adopción, no tuvo inconvenientes en retener por octava vez su título mundial OMB de la categoría mosca, al superar anoche por puntos y en fallo unánime al retador filipino Rexon Flores, en el combate más importante de una extensa velada
desarrollada en el gimnasio Orfeo, de la ciudad de Córdoba,
ocupado por casi 9 mil personas.
Luego de los 12 asaltos convenidos, los jurados fallaron de esta manera: Omar Quijada (Panamá) y Daniel Fucks (Brasil) 119-109 y Alejandro López Cid (México), 120-108, todos en favor del argentino.
Narváez, invicto en 24 presentaciones, se erigió en claro ganador, de principio a fin, de una pelea que fue controlada por el árbitro norteamericano Sammy Viruet.
Huracán Narváez, que ahora reúne un palmarés de 22 victorias (15 por la vía rápida) y tan sólo dos empates, pesó en la balanza 50, 500 kilogramos. El asiático, en tanto, acusó 49, 900.
El argentino ganó por presencia y actitud: lo único bueno que se vio sobre el ring del escenario corrió por cuenta del chubutense, devenido en ídolo en la provincia de Córdoba, por haberse radicado allí hace seis años.
Flores, ubicado extrañamente en el primer lugar en el escalafón OMB, apenas se dedicó a aguantar de pie la cuenta, dejó entrever cierta malicia en algunas maniobras peligrosas y recibió descuentos de puntos en los asaltos 4 y 7, por sendas infracciones bien penadas por el árbitro.
Desde el comienzo del pleito, Narváez tiró bien los golpes al cuerpo (pese a que dejó la sensación de que le molestaba sacar la izquierda) y aplicó sencillas pero efectivas combinaciones a la cabeza de un adversario que exhibió guapeza, pero jamás la gama de recursos ofensivos suficientes como para ostentar la privilegiada ubicación en el escalafón mundial que tenía hasta antes de empezar el combate.
No hubo nocaut porque Flores (16-3-4, 9ko.) tiene una concepción granítica en su cuerpo y porque al chubutense le faltó la dosis de precisión como para liquidar antes el asunto. Además, el Huracán se sabía ganador a medida que pasaban los capítulos y, por ello, no arriesgaba más de lo debido.
Así se llegó a un final lógico y previsible, con un Narváez festejando la victoria y un Flores, contento, porque escuchó la cuenta de los jurados, bien erguido, aunque, por cierto, bastante golpeado.
El argentino tiene ahora un año para realizar una pelea mandatoria ante el primer ubicado en el ranking mundial a esa altura. Pero previamente puede elegir cuál será su adversario.
Uno de los posibles rivales del chubutense podría ser el armenio Vachtang Vic Darchinyan, hoy titular mosca pero de la Federación Internacional (FIB).
De esta manera, Narváez ya lleva cuatro años consecutivos con la corona en su poder: llegó a la gloria en el Luna Park de la ciudad de Buenos Aires, en julio del 2002, cuando venció al nicaraguense Adonis Rivas. (Télam)
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