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 domingo, 06 de agosto de 2006  
A Argentino le salió el tiro en el minuto final
Venció 1-0 a su homónimo de Merlo tras jugar 73' con un hombre menos

Mauricio Bártoli / La Capital

Al salaíto la cancha de Argentino de Merlo parece sentarle bien para definir los partidos en los últimos minutos. Como había sucedido en la última fecha del anterior torneo, cuando convirtió tres goles en el momento en el que el partido se moría y dio vuelta un resultado que lo dejaba afuera, ayer consiguió un triunfo que también tuvo un poquito de sabor heroico. Jugó más del 80 por ciento del partido con un hombre menos y cuando la sensación era que el local ya no podía quebrar la paridad, en el último intento Argentino, que había aguantado agazapado, no perdió la oportunidad. Pablo Módica de fue por izquierda y cuando se disponía a rematar vio al recién ingresado José Luis Balbuena y éste, con un cabezazo cruzado le colgó la pelota a Rudnicki en el ángulo superior derecho.

Al principio el partido se planteaba de ida y vuelta, pero hubo un hecho que cambió las circunstancias. Un manotazo sin mala intención de Iván Palma fue interpretado por el correcto árbitro Luis Alvarez como una dura agresión. Así, los de barrio Sarmiento se quedaron con 10 jugadores. A partir de ese momento los dirigidos por Chazarreta se adelantaron en el campo, aunque sólo pudieron cosechar mayor posesión de pelota. Así fue durante un cuarto de hora, pero ya en el final de la primera etapa los de Tschudy pudieron equilibrar las acciones.

El pitazo parcial encontró al albo tratando de mantener el orden y de jugar en forma compacta, como ya le había dado resultado en la primera fecha, pese a que en este caso con la cautela propia de quien está en inferioridad numérica y cuando resta mucho tiempo por jugar. En el complemento, los locales se acercaron más al arco de Mauro Andrada, pero en general el arquero respondió siempre bien ubicado. Así pasaban los minutos y los de Merlo mostraban impotencia para lastimar. Mientras tanto, el salaíto trataba de no ser acorralado sobre su área y planteaba la lucha en el medio, pero con la decisión de no arriesgar.

Cuando ya todos firmaban el empate llegó la jugada inesperada que remató el ex Acassuso. A esa altura ya se jugaba tiempo de descuento y los pocos hinchas salaítos presentes insultaban al árbitro por la prórroga. Ni se les cruzaba por la cabeza que iban a tener un premio. Los acompañó la suerte, sí, pero nada estuvo ajeno a los méritos.
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