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domingo,
06 de
agosto de
2006 |
Viajeros del tiempo
A la caza de un tigre. La pacífica colonia Felicia, situada al norte de la provincia, ha sido teatro hace pocos días de una agitación y ansiedad poco comunes. Acababa de correr la voz de haber aparecido en las inmediaciones un enorme tigre que parecía dispuesto a librar serio ataque a todas las haciendas de por esos pagos y en el acto se formó un escuadrón de 40 colonos bien armados y municionados que fue a dar caza al insolente felino que sin derecho de piso por allí merodeaba. Llegó la noche y los cazadores se encaminaron a los sitios que de antemano habían elegido. Apareció el tigre y resonó un disparo al que siguieron 39 más. El animal, acribillado de balas, cayó retorciéndose y en pocos segundos todo había concluído. Volvieron los cazadores llevando en triunfo la piel agujereada del animal y fueron recibidos por la población de Felicia con vítores y aplausos. Et le combat finit, faute de combattants (*).
(*) Y el combate terminó a falta de combatientes.
Solicitada: Plastrón electromagnético. A los que dudan que el magnetismo y mi plastrón electromagnético sanan las enfermedades crónicas, aquí va esta carta como prueba: "Pedro Cunio, italiano, domiciliado en Arroyo Seco, provincia de Santa Fe, certifico: Que me hallaba enfermo con llagas sifilíticas en la garganta y la boca que día a día me comían la óvula y el labio inferior hasta casi agujerearlo, y con reumatismo en diversas partes del cuerpo, lo que me impidió trabajar por espacio de tres años; que fui asistido por varios facultativos y hasta con remedios caseros sin obtener resultados favorables; que cuando ya casi no podía ni hablar, el 2 de septiembre de 1903 recurrí al tratamiento magnético y electromagnético que usa el profesor R. Fáyos Gómez, y a los siete días de aplicado comencé a trabajar en el horno de ladrillos del señor Luis Coluzzi y después trabajé la temporada de la cosecha de trigo, lino y maíz sin novedad, encontrándome satisfecho de la curación de mi enfermedad. Firmado: Pedro Cunio. Testigos: Pascuale Vannela y Antonio Lencioni".
Tierras con fecha de vencimiento. Un súbdito francés reclamó ante las autoridades de Mendoza 900 leguas de tierra basado en una merced real de 1703. Como no sacara nada, como es natural, ya que aun cuando tuviera valor legal el origen del reclamo ya estaría veinte veces prescripto el derecho, apeló ante su gobierno, y esta reclamación se encuentra aún pendiente en nuestra cancillería.
Brutalidad policial. Anoche, en la fonda de Pablo Albaiseta del pueblo de Acebal, fue brutalmente apaleado un jornalero español por el meritorio de policía Ramón Garat, causándole heridas de consideración en la cabeza. Poco después otros dos agentes lo condujeron a la comisaría y en el camino le aplicaron nuevos golpes con el mango de los rebenques. Los gritos lastimeros de la víctima alertaron al vecindario y algunos trataron de intervenir para frenar la rabia sañuda de los apaleadores. Se recuerda que en esa localidad hace poco también un empleado de policía dejó medio muerto a garrotazos a otro jornalero sin que la jefatura hiciese ninguna clase de investigación. La colonia española está indignadísima.
Investigación y realización Guillermo Zinni ©
Diario La Capital 1900/1905
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