Tiempo de siembra en Santa Fe

Mauricio Maronna / La Capital

La administración provincial que conduce Jorge Obeid ha mejorado, como si los dos primeros años de gestión hubieran operado de bisagra. Conoce el gobernador, como justicialista de pura cepa, que ninguna tarea se consuma positivamente si la banda, al fin, debe ser traspasada a un dirigente de la oposición.

Con un televisor sintonizado en la CNN busca no perder detalle sobre el estado de salud de Fidel Castro. Aunque jamás lo diga también debe estar preocupado por la ambivalente relación del presidente Néstor Kirchner con quien amenaza quebrar el invicto electoral del justicialismo desde 1983 hasta la fecha: Hermes Binner.

"Lo que ves es lo que hay, como dicen los pibes", describe el titular de la Casa Gris al puntear la grilla de postulantes justicialistas en Santa Fe. En verdad, la cita corresponde a Charly García, pero empalma con una máxima peronista a prueba de refutaciones: "La única verdad es la realidad".

Salir del microclima rosarino y desplazarse hacia el punto extremo del sur santafesino es una tarea imprescindible para que, a la hora del análisis, exista la subjetividad, sí, pero también la honestidad intelectual cuando de describir se trata.

Impresiona la cantidad de obras en marcha que los funcionarios se encargan (sin que haga falta) de recitar al oído del cronista. No sea cosa que alguien lo interprete como un eslogan de campaña o una construcción nacida de la frondosa imaginación de los funcionarios. Las tormentosas aguas de La Picaza han bajado; los trabajos realizados allí han generado un repentino cambio de ánimo entre quienes habitan la zona y, por supuesto, en intendentes y presidentes comunales.

El sur parece darle la razón a Carlos Reutemann cuando pronosticaba que los productores agropecuarios de esa región se parecerían a los farmers en cuanto el valor de sus productos y las ventajas de los commodities se reflejaran en los bolsillos. El futuro ya llegó.

Es solamente un ejemplo. Rutas en construcción o ya terminadas, caminos asfaltados y una demanda difícil de cubrir para la edificación o remodelación de casas en los cascos urbanos demuestran por qué Santa Fe contribuye en gran parte al crecimiento de la macroeconomía nacional.

Así como desde esta misma columna se criticó a fondo el inicio de la gestión, ahora debe reconocerse el respingo de los últimos tiempos.

Es un buen guión para una película recomendable pero sin un protagonista que sepa estar a la altura de las circunstancias a la hora de canalizarlo en las urnas. Ahora, aparecen actores tratando de internalizar el libreto.

Con Reutemann negándose a ser de la partida, sin posibilidades de reelección del actual gobernador (una sabia característica de la Constitución) y con Binner en campaña permanente desde el 2003, cuando se presentó como candidato enfrentando al Lole, las luces rojas comenzaron a aparecer, amenazando con ponerle un freno al intento peronista de festejar las bodas de plata en el poder.

"Está bien, la provincia no tiene problemas. Pero siempre hay que tener un par de nombres que aseguren la sucesión", dicen que le sugirió Kirchner a Obeid. "El candidato es el Lole, con él ganamos", le habría respondido el gobernador. "No, no quiere saber nada. Cree que todos le hacen operaciones en su contra, ya me dijo que con él no contemos. Buscame otros candidatos", clausuró el jefe del Estado.

En España, durante la última vista oficial, Obeid se encargó de darle las alternativas pedidas, incluso a intendente de Rosario y de Santa Fe. Según el informante, el nombre de Rafael Bielsa fue aceptado por el jefe del Estado. "¿Si tengo problemas con él? No, ninguno, si el hombre nos garantiza el triunfo, todo bien", aceptó el presidente.

Con la vicegobernadora (posible postulante al Palacio de los Leones) hubo un gesto neutro, casi indiferente, de Kirchner que el tiempo se encargará de interpretar. Con la ciudad de Rosario convertida en bastión socialista, para el justicialismo es imprescindible ganar con holgura la ciudad de Santa Fe.

Allí, Horacio Rosatti, consumido por el silencio desde que abandonó la cartera de Justicia, goza de un amplio margen de valoración positiva. La alta fuente consultada por La Capital confió que el apellido del hombre que apenas sale de su anonimato con algunas columnas de opinión firmadas en el diario La Nación sí transformó el tono del santacruceño. ¿Bolilla negra? Se verá. Nada se pudo saber de Omar Perotti.

La postal que mostró a Kirchner, Obeid, Bielsa y Rossi a bordo del avión que llegó a Rosario es la instantánea que pone en imagen aquellas palabras del gobernador: lo que ven es lo que hay.

El ex titular del Palacio San Martín tiene un alto grado de conocimiento en toda la bota y de él dependerá ahora que ese handicap se traduzca en intención de voto. "Tendrá que recorrer la provincia de sur a norte, preguntarles a los intendentes qué necesitan, escuchar y lograr masa crítica en el justicialismo y entre los independientes", sostiene alguien que fue gobernador en dos oportunidades.

Su paso por Rafaela y su disertación en Venado Tuerto dejaron conformes a quienes promocionan su candidatura.

El ex presidente del Concejo (quien ocupó el vacío que dejó la derrota justicialista del 24 de octubre de 2005 recorriendo la provincia) se reunió el miércoles con Reutemann en la Capital Federal (y no en Rosario como publicaron erróneamente algunos medios porteños).

El Lole también recibió la visita de dos altos funcionarios de la Casa rosada. "Mi «no» es definitivo, hasta cuándo quiere que lo repita", dijo el jueves a este diario. Las hojas del almanaque dirán si la candidatura surgirá por consenso o si las internas abiertas, obligatorias y simultáneas definirán al hombre que intente quitarle el sueño dorado a Binner.

Como si se tratara (para los muchachos peronistas) de un oasis en medio del desierto, el Frente Progresista pasó una semana que se columpió entre el éxtasis, por la llegada de Kirchner a inaugurar obras, hasta la rabia, por el pedido de desafuero al presidente de la fuerza aliada, Felipe Michlig, acusado de manejos oscuros mientras fue intendente de la localidad de Ambrosetti.

"Ahora (Antonio) Bonfatti ya tiene a quién mandarle el ejercito de abogados", dijeron Jorge Lagna, Laura Venesia y Jorge Cura. La Capital publicó que al diputado socialista se le escuchó decir que si Binner era gobernador, una patrulla de letrados se dedicará a investigar las sucesivas gestiones peronistas.

El PS se caracteriza por ponerle formol a sus internas. El problema para ellos es que los vahos de esa disolución acuosa suelen traspasar hasta las puertas selladas con mayor hermetismo.

En diciembre del 2005 se publicó en una columna titulada "El gran pez" que el objeto del deseo kirchnerista se llamaba Miguel Lifschitz. Y que esa obsesión quedaría evidenciada en septiembre de 2006. Los hechos están a la vista: el impresentable piquetero-funcionario que tomó una comisaría, Luis D'Elía, califica al intendente y a Binner como "compañeros", el ministro que maneja la caja más copiosa de la Nación ha dejado entrever que titular del ejecutivo local "es el más peronista de todos los socialistas" y su secretario de Cultura, Juan José Giani, muestra públicamente sus deseos irrefrenables de converger con la Casa Rosada.

Tras el maremoto en el florero socialista (Jorge Asís dixit), el propio Lifschitz debió tildar de "chicana" a la edulcorada crítica que hizo Kirchner de los "superpoderes" de la Municipalidad de Rosario.

Un dato debería atraer la atención de propios y extraños: en Santa Fe, a más de un año de las elecciones, se habla de candidaturas como en ningún otro Estado.

La provincia, su administración, está en obras. Para los casi candidatos es tiempo de siembra. Binner, plácidamente, se limita a decir que lo suyo se hace "en celeste y blanco".

La paleta, por ahora, contiene colores primarios.