La Armada impulsala construcción de patrulleros oceánicos

Lo haría en astilleros locales. Abona así la idea de dar sentido social a las inversiones en defensa

La Armada argentina impulsa la construcción en astilleros locales de patrulleros oceánicos multipropósito, prevista por el gobierno nacional, permitirá dar un sentido social a las inversiones en defensa con la creación de puestos de trabajo, a la vez que evitará una " dependencia externa", según afirmó el almirante Gustavo Leprón, director de Programas y Presupuestos de la fuerza.

"La posibilidad para una Armada de disponer de astilleros locales que resuelvan las necesidades de medios operativos permite dar sentido social a las inversiones de defensa, contribuyendo a la generación de puestos de trabajo y de tecnología, a la vez que se evita generar dependencia externa en la obtención de ese material", dijo el jefe naval.

Los patrulleros de alta mar aportarán a la Armada diversas capacidades, entre ellas en tareas de rescate, vigilancia y control en el mar argentino, remolque de buques de hasta 4.000 toneladas y apoyo a las bases subantárticas.

"El programa de patrulleros permite continuar con las construcciones militares, luego de la finalización del demorado programa para la construcción de seis corbetas Meko 140, concluido a mediados de 2004", señaló Leprón.


Buques muy versátiles
Los patrulleros son buques "de bajo costo, de interés para la mayor parte de las armadas y configurables a las necesidades de cada país, por lo que tienen posibilidades ciertas de exportación", agregó.

Todo indica que el Ministerio de Defensa contratará la construcción de los patrulleros con el astillero Río Santiago, una empresa emblemática de la industria naval argentina desde hace más de una década en la órbita de la provincia de Buenos Aires.

"La idea es que el Ministerio de Defensa le de la construcción al astillero Río Santiago", declaró en julio último a la revista especializada DEF el presidente de esa empresa bonaerense, Julio Urien. "Es una decisión del gobierno nacional de avanzar en este proyecto durante este año".

Un astillero debe formular el diseño (ingeniería básica), la ingeniería de detalle, obtener los materiales y equipos, construir y poner en marcha un buque en el precio y tiempo convenidos contractualmente, requiriendo a terceros las tareas básicas que no esté en condiciones de hacer por sí mismo.

En cualquier caso, la ausencia de financiamiento externo llevó a que la Armada solicitara al gobierno que se considere "un financiamiento directo del Tesoro, ahorrando cuantiosos gastos financieros", dijo Leprón.

Las actuales características de los patrulleros, explicó, "son producto de un largo proceso de maduración" y revisión, "de las posteriores consultas con seis marinas de la región y de la necesidad de resolver debilidades que tenía la idea original".

"Como parte del proceso de regionalización, las armadas de Chile y Argentina trabajaron conjuntamente en el proceso licitatorio chileno, para converger en un buque que satisface los requerimientos de ambas armadas, en sus principales características, con diferencias en la configuración del equipamiento", relató.

Después de esas definiciones, la Armada chilena adjudicó la licitación a la empresa alemana Fasmer.

En cuanto a la Armada argentina, subrayó Leprón, "no ha aceptado ninguna característica de origen externo que no sea óptimamente funcional con las tareas, condiciones de mar y otras premisas que se han definido como demanda para el proyecto".

El marino insistió en que la política institucional de la fuerza es "obtener sus medios operativos optimizando la producción nacional. Prueba de ello es que, más allá de la clara política del actual gobierno nacional, la Armada construyó en el país más de 35 buques en los últimos 70 años". (Télam)