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 domingo, 06 de agosto de 2006  
Historias
Los futuros hombres del campo

En un contexto donde el sector agropecuario parece ser la gran vaca lechera del país -valga bien aquí la metáfora- la formación de recursos humanos que puedan atender su crecimiento no crece al mismo ritmo que lo hacen los campos de soja o el desarrollo de la genética vegetal y animal.

Mientras en la década del 90 el sector daba el gran salto en materia tecnológcia, esos años fueron los más aciagos para la enseñanza agropecuaria, aquella que se instauró formalmente en la Argentina el 6 de agosto de 1959. Con la sanción de la Ley Federal de Educación -que establece una profunda reforma a la estructura del sistema educativo argentino- las escuelas agropecuarias entran en una transición no deseada que entre otras cosos, arranca con la pérdida de los primeros tres años de formación básica.

Aunque la enseñanza para formar profesionales en ese sector arrancó a mitad del siglo pasado, casi un siglo antes -en 1883- el gobierno de Buenos Aires, bajo la gobernación de Dardo Rocha, creó el Instituto Superior Veterinario en el cual lo agropecuario fue prioridad.

A mediados del sigloo XIX las facilidades que otorgaba la política inmigratoria iniciada por el gobierno en 1821 y 1822 generan un aluvión de campesinos del mundo hacia el país. En 1824, el ciudadano escocés Guillermo Parish Robertson propuso al gobernador Martín Rodríguez la formación de una colonia compuesta por "súbditos británicos", que recibirían tierras en forma perpetua. El Ministro Rivadavia aprobó la solicitud. Así, en 1825, arriban a Buenos Aires 250 escoceses.

Casi medio siglo después se creó la Escuela Práctica de Agricultura de Santa Catalina, predecesora del Instituto Fitotécnico de la Universidad de La Plata, esas construccionesa y el paraje en que se hallaba el casco principal de la colonia, siguen dentro del perímetro del Partido de Lomas de Zamora.

Luego se crearon varias escuelas a lo largo y ancho del país. El objetivo que motivó estas fundaciones fue la necesidad de organizar centros de enseñanza, con orientación a la formación de un Técnico Agropecuario, cuyo perfil se adapte al modelo de país agrícola-ganadero por excelencia, en desarrollo.


Un proyecto innovador
Más tarde y al transcurrir el siglo se creo el Plan Expansión y Mejoramiento de la Enseñanza Técnico Agropecuaria (Emeta), que fue en su momento, un verdadero proyecto educativo de avanzada. Basado en el aprender a ser y el aprender haciendo del alumno.

En el año 1993 con la ley federal de Educación se perdió buena parte de una herramienta para la formación para el trabajo.

Desde su implementación, y tras una profunda evaluación en conjunto con el resto de las escuelas agropecuarias, se puede concluir que a pesar de constituirse como escuelas de doble escolaridad, tres años no resultan suficientes para que el alumno entienda la esencia de la educación agropecuaria y para lograr una completa formación en las competencias que requiere el técnico actual, explicó.
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