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domingo,
06 de
agosto de
2006 |
Un Estado
vergonzoso
¿Nadie pensó qué será de la vida de L.M.R. (la chica de 19 años discapacitada mental que quedó embarazada tras una violación) después de que nazca su hijo, si su cuerpo y su mente soportarán un embarazo o si en vez de una vida que está comenzando nos lamentaremos después por dos que no pudieron continuar? Es muy fácil tomar decisiones desde un sillón cómodo. Y más aún si el que tiene que poner el cuerpo, el corazón y el alma es otro. Un largo debate, entre médicos, jueces y empresarios que solucionan adoptando, sin pensar en esa mamá que apenas puede con su vida, y ahora tiene que poder con dos. Y en la otra madre que lucha por su hija discapacitada y ahora vuelve a empezar con un bebé que quizás también lo sea. La decisión llegó tarde, quizás no sepa la señora jueza que con cuatro meses de embarazo es demasiado riesgoso practicar un aborto. Es una vergüenza que un Estado que no puede garantizar el alimento, la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, la seguridad de todos sus habitantes, se sienta con el poder de decidir qué hace cada mujer con su cuerpo, con su vida y con la del hijo que todavía no nació.
Paula Carbajales, DNI 18.340.030
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