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miércoles,
26 de
julio de
2006 |
La campaña bonaerense
En 2003, tras una serie de homicidios en ocasión de robo de vehículos, el entonces ministro del Interior, Gustavo Béliz, impulsó una ofensiva contra los desarmaderos clandestinos. La campaña apelaba a la conciencia del público sosteniendo que las autopartes secuestradas en esos negocios ilegales estaban manchadas de sangre. El delito, decía Béliz, generaba muerte, inseguridad y se apoyaba muy a menudo en una estructura mafiosa con complicidad policial. El programa tuvo relativo éxito: cayeron los homicidios en ocasión de robo de vehículos en la provincia de Buenos Aires, a la vez que disminuía el robo de autos. En ese territorio, donde se habían cancelado 4.060 locales ilegales de autopartes en 2003, en 2005 la cifra trepaba a 17.599. A la vez, bajaba la incidencia de bandas dedicadas al robo y desguace de automotores que competían, en forma sangrienta, por territorios y mercados. Elena Mariani, jefa de gabinete del Ministerio de Seguridad bonaerense, tuvo a su cargo el control de desarmaderos entre fines de 2002 y 2003. Y reprochaba fuertemente a los sectores que compraban lo robado. "La clase media provoca el delito del que luego resulta ser víctima", decía.
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