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martes,
11 de
julio de
2006 |
El silencio de los culpables
Estamos asistiendo perplejos a la violación de derechos humanos en una escala inédita en todo el orbe. Pocas son las voces de protesta frente al proceder del Estado de Israel que no deja de asolar a la población palestina. Por su parte el Estado norteamericano continúa en su autismo genocida generando muertes en Irak y Afganistán y manteniendo en la base de Guantánamo un verdadero matadero. ¿Y la comunidad internacional? Es patético el rol de complicidad que despliega la ONU, organismo creado para preservar la paz en el mundo, aparece como el garante de bombardeos y bárbaras intervenciones. En 1940, cuando los nazis invadieron París una etapa sombría se iniciaba para la humanidad, se había concretado el bombardeo de Gernika y la irracionalidad belicista se instauraba como norma de muerte. Por estos días la persistencia de un terrorismo de Estado esparcido por el orbe merced a la maquinaria alienatoria y pasividad ciudadana, anuncia un futuro incierto para las libertades, la justicia y la mera supervivencia de la especie.
Carlos A. Solero
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