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 lunes, 03 de julio de 2006  
Los residentes en EEUU no pudieron hacer la diferencia

Peter Prengaman

Los Angeles. - Una mezcla de apatía, desinformación e insuperables obstáculos -en especial para los mexicanos que viven en Estados Unidos en la ilegalidad- dejó sin mucha voz política a los inmigrantes de ese país, un numeroso sector que perdió la oportunidad de convertirse en un poderoso bloque para las elecciones presidenciales.

De los 4,2 millones de mexicanos registrados en el extranjero para poder votar, sólo 33.111 enviaron por correo sus votos para elegir presidente, de los que nada más se contabilizarán 32.632 tras el escrutinio del Instituto Federal Electoral (IFE). El escaso número apenas tendrá relevancia en la disputada carrera presidencial entre el izquierdista Andrés Manuel López Obrador y el conservador Felipe Calderón.

Sin embargo, esto no disuadió a muchos emigrantes mexicanos de viajar a su país para poder votar, ya que piensan que el resultado final puede tener un impacto en sus vidas en Estados Unidos. Miles viajaron por avión, colectivo o auto a ciudades fronterizas de su país para participar en los comicios.

El gobierno estableció 86 mesas electorales a lo largo de la frontera de 3.200 kilómetros que México comparte con su vecino del norte, a fin de que pudieran votar los emigrantes que no cumplieron a tiempo los trámites para poder votar en el extranjero.

María Salomé Rodríguez, una granjera de 38 años, manejó durante ocho horas desde Fresno, California, para votar con su marido. En una urna establecida cerca del aeropuerto de Tijuana tuvo que esperar dos horas antes de depositar su voto.

Salomé y su esposo decidieron viajar después de comprobar que sus solicitudes fueron rechazadas porque "no pusimos la dirección correcta". "Queremos votar para que México mejore y pueda ofrecer trabajo a su gente, porque aunque estemos lejos nuestro corazón siempre está en nuestra patria", dijo la mujer.

Sin embargo, a pesar del interés, varios expresaron sus dudas de un cambio para mejor. "No importa a quién elijan, la corrupción continuará", dijo Amelia Juantes, de 23 años, quien ni siquiera hizo los trámites para solicitar su boleta electoral.

Hasta el año pasado, los mexicanos en el exterior no tenían derecho a votar. El Congreso tramitó con éxito una ley que derogaba la prohibición. Pero la celebración por la buena nueva se fue disipando cuando comenzaron a aparecer varios obstáculos, entre ellos la necesidad de contar con una cartilla electoral cuyo último día de solicitud era de seis meses antes de las elecciones.

Además, la ley electoral mexicana mantuvo la prohibición de no permitir que los candidatos hicieran campaña en Estados Unidos, lo que dificultó que los inmigrantes mexicanos conectaran con los políticos. Como si fuera poco, los que también se quedaron sin oportunidad alguna fueron los residentes ilegales en el país del norte, que seguramente optaron por no viajar por la dificultad de volver. (AP)
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