Año CXXXVII Nº 49159
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
El Mundo
Escenario
Opinión
Policiales
Ovación
Cartas de lectores



suplementos
Ovación Mundial


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 02/07
Mujer 02/07
Economía 02/07
Señales 02/07
Educación 01/07
Estilo 24/06
Autos 22/06
Página Solidaria 21/06

contacto
servicios
Institucional

 lunes, 03 de julio de 2006  
Herzogenaurach, sin rasgos albicelestes
Concluyó el éxodo argentino. La ciudad que recuperó su fisonomía

Emiliano Rodríguez / NA

La selección argentina partió ayer de su búnker en Herzogenaurach de la misma manera como había llegado el 31 de mayo pasado, en silencio, luego de frustrarse su sueño mundialista. El éxodo de jugadores comenzó el sábado y se completó ayer, cuando se marchó el grueso de la delegación nacional con destino a Buenos Aires, donde tenían previsto arribar en los primeros minutos de hoy.

  En las primeras horas de la tarde ya no quedaban rastros visibles de la estadía de Argentina en el hotel Herzogspark. Las banderas celestes y blancas habían sido retiradas del frente del establecimiento, al igual que las cintas de seguridad que acordonaban la calle y las veredas cuando el plantel realizaba allí entrenamientos abiertos al público.

  No se veían efectivos policiales en la zona y la puerta de acceso al estacionamiento estaba abierta, hasta que una empleada salió del hospedaje y la cerró. Evidentemente, la excursión albiceleste por tierras germanas había finalizado. “Ya no quedan jugadores. Se fueron todos“, dijo la empleada del hotel, vestida con la chaqueta verde característica del personal del lugar. El último había apagado la luz.

  Los domingos el pueblo medieval de Herzogenaurach se mueve a un ritmo aún más aletargado que de costumbre. Sólo están abiertas las heladerías después del mediodía y las mesitas ubicadas en las calles empedradas reciben gente de otras localidades, que llegan de visita, a pasar la tarde. Los alemanes hablan de “Brasilien”, luego de la derrota de los campeones del mundo ante Francia, y también de “Argentinien”, cuyo partido con Alemania aún da que hablar. Sobre todo por los penales y los incidentes del final.

  Un banco de Herzogenaurach quitó los folletos de publicidad que tenía hasta el viernes en unos letreros junto a la puerta de ingreso y colocó recortes de diarios del sábado, que reflejan la victoria alemana sobre Argentina, con fotos de Lehmann y de los jugadores celebrando.

  Los lugareños colgaron banderas germanas en las ventanas de sus casas, pero no tantas. Quizá por respeto. Así como acá los automóviles frenan de golpe cuando el conductor observa que una persona se acerca a una senda peatonal para cruzar la calle y le deja paso, los alemanes se cuidan de no herir susceptibilidades ajenas.

  “Aquí una cosa es el folclore del fútbol y otra es ofender a alguien porque sí”, comentó el sábado un periodista alemán que hablaba castellano en la concentración albiceleste, acerca de la reacción de la gente de Herzogenaurach tras la victoria teutona en Berlín.

  La mayoría de los locales que lucían banderas argentinas, en el casco histórico de esta localidad, las conservaban ayer.

  Algunos alemanes lamentaron que la selección se tenga que marchar de este pueblo y que no pueda quedarse un par de días más, aunque sea para recorrer la zona y hacer turismo, lejos de las presiones que el Mundial genera.

  Pero en esta clase de certámenes, el que pierde se va a casa. Argentina quedó eliminada en cuartos, y pronto, su paso por Herzogenaurach será un recuerdo; simpático para algunos, amargo para otros, pero nada más. Así es el fútbol; así es la vida.


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
La concentración argentina quedó vacía y la ciudad más tranquila.

Notas Relacionadas
Aquí Pekerman, allá el resto



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados