El arte como oficio

El espacio creativo que ofrece Rosario Arte incentiva la imaginación con cursos avalados por el Ministerio de Educación

Rosario Arte es algo más que un instituto tradicional. Es una invitación a abrir la puerta para animarse a crear y el primero en el país en ofrecer un curso de capacitación en pintura avalado por el Ministerio de Educación de la Nación.

En la casona de Sarmiento 2525, niños, jóvenes y adultos que sienten inquietudes en relación a la pintura decorativa pueden encauzar esa pasión a través de un cuidado programa y de calificados profesores. Allí pueden profundizar los conocimientos sobre técnicas tales como style life, estilo country, flotado, pátinas, policromías y falsos acabados. También se dictan clases específicas de modelado en cartapesta, vitroux, bordado chino, pintura sobre tela, porcelana fría y papel maché.

Los forjadores de Rosario Arte son Rocío Bono, Adrián Rosso y José Luis Bono. Ellos idearon "un mágico mundo" en el que la pintura es la protagonista, donde "el arte contagia" y la pasión por pintar se aprecia desde sus llamativas y cálidas paredes hasta la profunda admiración que despiertan los cuadros que se ubican en el espacio creativo.

La institución nació de la necesidad de aquellos que desde hace muchos años se dedicaban a la pintura decorativa como profesión, de manera vocacional e individual.

A pesar de que es utilizado en su mayoría por amantes de la pintura que ya dictan clases, al instituto puede concurrir cualquiera que se sienta atraído por la disciplina. Para eso existen tres niveles: inicial, intermedio y avanzado, que cubren todo el abanico de necesidades. Como rasgo distinto, vale resaltar que en el plantel docente se destaca el aporte de Ana Gjurinovich, artista plástica de reconocimiento mundial.

La modalidad de enseñanza se conforma en grupos reducidos, donde -según le comentó Rocío Bono a Estilo- "se prioriza el trato personalizado, se verifica una educación sistemática y progresiva; y existen evaluaciones continuas".

Esto tiende a que los alumnos incorporen lo teórico a la práctica, para que puedan dar razones de las técnicas empleadas y cultiven valores como la idoneidad y la solidaridad.

"La mayoría de los alumnos estaban acostumbrados a pintar copiando. Y no siempre debe ser así. Buscamos abrirles el campo creativo y demostrarles que si les gustó un objeto, se puede crear sobre ese mismo elemento y no caer en la copia lineal", expresó la responsable del instituto.

Así, aquellos profesores que debían capacitarse en Estados Unidos o que saciaban su apetito creativo a través de seminarios aislados, hoy cuentan con la posibilidad de encontrar un sustento teórico estructurado, dentro de la ciudad y con el aval del Estado.

"El principal objetivo es incentivar la creatividad y la imaginación", subrayó Bono. "Y la respuesta de los alumnos es sorprendente. Cada uno trata de dar lo mejor, exigirse al máximo y las conclusiones son fantásticas. Conseguimos un lugar donde se forman verdaderos artistas", concluyó la titular del instituto.