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 sábado, 24 de junio de 2006  
Campo Timbó: paisaje de eucaliptus
Un bosque de árboles añosos a orillas del río Carcarañá convierte al lugar en una postal casi perfecta

Paulina Schmidt

El aroma de los eucaliptos, la frescura del río y el cantar de los pájaros indican la llegada a un lugar excepcional para pasar el día, un fin de semana o quizás la vida entera. Un puente vehicular especialmente construido cruza el río Carcarañá y conduce hacia un paisaje que pocos podrían imaginar, Campo Timbó, con una geografía única dominada por los bosques y seis kilómetros de costa ribereña, entre las localidades de Oliveros y Timbúes.

"Casi por casualidad descubrimos este lugar. Un bosque añoso de eucaliptos colorados inspiró el proyecto. Al principio, tuvimos que entrar con machetes por la tupida vegetación, intacta a través del tiempo. Así, pidiéndole permiso a la naturaleza, comenzamos a abrirnos caminos para diseñar la cancha de golf, los accesos a las viviendas y los senderos. Siempre tratando de preservar la naturaleza", relató a Estilo el ingeniero Gustavo Giampani, uno de los desarrolladores de Campo Timbó.

El predio se encuentra sobre la ruta nacional 11, entre las localidades de Oliveros y Timbúes. Mediante un ingreso único, un camino asfaltado conduce indefectiblemente hacia un puente vehicular que lleva hacia el otro lado del río. El campo de golf, construido sobre la costa ribereña de seis kilómetros de extensión, bordea casi todo el predio y enmarca con sus fairways y greens una postal casi perfecta.

Como titular de una empresa constructora, Giampani se unió en sociedad con Carlos Garnero, dedicado a las actividades agropecuarias y propietario de parte de las tierras. Junto a otros inversores y bajo el régimen de barrio cerrado, vislumbraron el proyecto hace más de dos años.

La primera etapa concluirá a fin de año, con diez hoyos habilitados para el golf y un club house. El bosque, repleto de especies autóctonas y eucaliptos colorados de más de cuarenta años de antigüedad, necesitaba un emprendimiento de estas características. Bajo la estricta condición de preservar el paisaje natural, 184 hectáreas pertenecen a Campo Timbó, de las cuales sólo la mitad serán ocupadas por lotes.

Una avenida central y pavimentada recorre las sinuosidades del terreno y exaltan el paisaje natural. Un total de 800 lotes, de aproximadamente 1.000 metros cuadrados, con una visión privilegiada del entorno. La particular topografía del lugar permite que casi todos sean linderos al campo de golf. Los árboles y el río completan el paisaje.

El navegante veneciano Sebastián Gaboto fundó en el lugar el fuerte Sancti Spiritu. También fue el lugar elegido por el general Belgrano para descansar durante la campaña libertadora, y del general Urquiza, camino a la victoria en la Batalla de Caseros.


Club de golf
Campo Timbó busca posicionarse como un reconocido club de golf. Su campo de juego fue diseñado por el especialista internacional Emilio Serra. La cancha de 18 hoyos par 71, presenta entre otros obstáculos, dos lagos que participan de la estrategia de juego. El predio dispone de un sistema de riego artificial.

En su recorrido, los primeros hoyos lindan con el río Carcarañá, luego bordean el bosque y culminan del otro lado del puente. Dos lagos artificiales, conservados en forma natural mediante la siembra de peces y plantas acuáticas, hacen más atractivo el juego.

Los deportes tradicionales también tendrán su lugar en Campo Timbó: cinco canchas de tenis, dos de fútbol y caballerizas. En medio del bosque, el club house será para uso exclusivo de los propietarios.

Otro centro de reunión de 1.000 m2 se encuentra en construcción y está prevista su inauguración antes de que finalice el año. Estratégicamente ubicado al ingreso del campo, tendrá piscina, restaurante y un centro comercial. Además estará abierto a todos los jugadores que participen en los torneos que allí se disputen.


Paseos placenteros
Los paseos peatonales recorren los accidentes naturales del terreno. Las cabalgatas y caminatas por estrechos senderos entre eucaliptos pueden convertirse en una rutina sumamente placentera. Los miradores, construidos en madera, permiten olvidarse del bosque y apreciar el Carcarañá. Alguien diría, y con razón, ¿hace falta algo más?

El cauce del río Carcarañá que se une al río Coronda para desembocar en el Paraná, resulta atractivo para quienes se animen a dar un paseo o pescar. Una bajada de lanchas y varios muelles dispuestos a lo largo de la costa facilitarán las salidas en familia.

Campo Timbó tiene previsto programar actividades deportivas, clases de gym, caminatas y cabalgatas. Pero hay más. Un complejo de cabañas y spa sorprenderá a las visitantes en medio de un bosque nativo y una reserva ecológica de tres hectáreas.



Régimen de propiedad

A la hora de construir en Campo Timbó, deben cumplirse ciertas normas arquitectónicas. Las bases de diseño, los materiales y la superficie a construir de acuerdo a la superficie del terreno, son criterios que se estipulan previamente.

Algunos propietarios, ya comenzaron la construcción. "Es llamativo comprobar que los primeros son oriundos de las localidades de María Susana y Rafaela, y viven a casi doscientos kilómetros de aquí. Para ellos encontrarse con el río y el bosque es como vacacionar en la costa", admite el ingeniero Giampani.

El régimen de propiedad se encuentra garantizado por el sistema de fideicomiso que responde al conjunto del proyecto. Los derechos de cada propietario están avalados por el total de la tierra y de las obras depositadas en fiducia por los desarrolladores del emprendimiento.

Con la idea de aprovechar al máximo la madera extraída de los eucaliptos -en su mayoría colorados-, un aserradero situado en Campo Timbó se ocupa de procesarla para la construcción de pisos y caminos. De hecho, la arquitectura del lugar se impone en madera, piedra y techos a dos aguas. "El objetivo es preservar el entorno del conjunto, y que en un lote con cien eucaliptos, sólo se pueda prescindir del diez por ciento", resaltó Giampani.

La seguridad del club de campo no sólo responderá por la vigilancia permanente sino también velará por la conservación de la naturaleza del predio.
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