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miércoles,
21 de
junio de
2006 |
Opinión
El camino que lleva a Berlín
Por Jorge Salum / de la redacción de La Capital
Con la inolvidable goleada a Serbia y Montenegro, la Argentina le envió un mensaje al mundo y sobre todo a Brasil, que hasta entonces no veía un competidor serio en el camino hacia la conquista de su sexto título. Ahora todo ha cambiado, porque la lectura predominante después del festival de Gelsenkirchen es que si la selección es capaz de jugar con tanta belleza y efectividad, será extraño no verla en la gran final de Berlín. Ningún equipo ha mostrado hasta ahora una dupla central tan colosal como la Argentina. Ninguno ha sido capaz de borrar de la cancha a un rival como lo hizo el sábado. Ninguno ha dado una lección tan clara de cómo jugar colectivamente para conseguir en un solo partido la cantidad de goles que otros no conseguirán en todo el Mundial. Ninguno ha seducido al mundo con tantos tan maravillosos e imborrables, producto de la elaboración colectiva y de la inspiración individual. Y ninguno tiene el recambio que supone reservarse en el banco a jugadores como Tevez, Messi, Aimar y Milito.
Por prudencia y porque al futuro no lo conoce nadie, es imposible saber qué sucederá de ahora en más con este equipo. Parece claro, sin embargo, que con repetir unos cuantos momentos de su actuación del sábado le alcanzará para llegar muy lejos. Ya lo saben los grandes equipos que aspiran a ganar el Mundial, y lo mejor es que también lo perciben los propios jugadores argentinos, por más que se cuiden —y es razonable que lo hagan— de no considerarse a sí mismos como los nuevos grandes favoritos.
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