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sábado,
17 de
junio de
2006 |
Entretelones de la disputa UCR-PS
Jorge Sansó de la Madrid / La Capital
El estado deliberativo que atraviesa a la UCR santafesina ha insuflado de adrenalina su otrora cataléptica vida interna. Pero la buena noticia es para la dirigencia partidaria, a la vez, un quebradero de cabezas y una trabajosa búsqueda por dar con la decisión y (hasta con la declaración) acertada buscando encuadrar sin espantar a sus socios socialistas.
El socialismo optó una vez más por la estrategia que mejor cosecha le ha deparado en su interrelación con los radicales: mirar para otro lado. "El socialismo no discute candidaturas hasta el 2007", liquidó el PS. Pero en la hipersensibilizada epidermis radical hasta esa declaración molestó. "¿Cómo es que no discuten candidaturas? Ya definieron la de Binner, y -acusan por lo bajo- pretenden influenciar en las de nuestro partido".
Esta versión "publicable" es apenas uno de los reproches que los principales dirigentes radicales han tenido que escuchar de los suyos desde que el diario La Nación publicó días atrás una nota citando "fuentes cercanas a Binner" que le aseguraron que quería una candidata a vicegobernadora mujer, radical y de la ciudad de Santa Fe. El diario mencionó a la diputada nacional Alicia Tate y a la ex diputada nacional Lilia Puig de Stubrin, sindicando además que las preferencias del candidato socialista se inclinaban a favor de ésta última.
El incidente (con las respuestas radicales conocidas) se sumó a otros dos hechos que en los comités santafesinos parece haber puesto en entredicho la relación con los socialistas o, lo que vendría a ser lo mismo, la continuidad del centenario partido en el Frente Progresista, tal como amenazó el presidente radical, Felipe Michlig, entre otras varias voces de ese partido.
Lo que no dijeron en sus declaraciones públicas los radicales pero si admitieron confidencialmente algunos de ellos a este diario es que amenazar con el portazo, que significaría cerrarle definitivamente la puerta de la gobernación a Binner, sólo puede obedecer a un motivo serio.
En rigor, cuatro incidentes aparecen como las razones por las que la sempiterna disconformidad por los términos en que está planteada la coalición con los socialistas volvió a rugir, básicamente desde el interior santafesino hacia el comité provincial.
Entre esos motivos, claro está, se encuentra la supuesta predilección de Binner por Puig de Stubrin, esposa del presidente de la convención provincial de la UCR. Los radicales entienden que los socialistas no han desmentido nada de lo publicado y aseguran haber confirmado que se trató de una operación de prensa hecha por el binnerismo para "marcarles la cancha" una vez más.
Entre las explicaciones que encuentran a la jugada mediática de los socialistas estaría el antecedente de que Alicia Tate (la esposa del mítico Changui Cáceres, que en la publicación en cuestión también se mencionó como posible segunda de Binner) ya había sido aludida con anterioridad por otro diario porteño como posible postulante al mismo puesto en la fórmula.
Los radicales, que aseguran que tal secuencia engendró la publicación, acusan a Binner de "una maniobra" destinada a posicionar una candidata alternativa a Tate y agregan que lo hizo cuando en la UCR no se había comenzado a discutir todavía a quién propondrían para la vicegobernación.
Entre otras cosas, esa discusión se venía demorando porque a los radicales parecen faltarle candidatos a gobernador pero le estarían sobrando aspirantes a vice, mujeres y hombres y no sólo de la ciudad de Santa Fe, por más que nadie aún se anime a confesar abiertamente tal ambición. Pero, fundamentalmente, porque la cuestión reabriría -como hizo- una herida interna que, principalmente, anida entre dirigentes y afiliados del interior: la elección del vice por parte de Binner en los comicios generales provinciales anteriores. Que el socialista haya completado la fórmula con un peronista quedó grabado en algunos radicales como una ofensa sin saldar.
Precisamente esto coadyuvó a que cuando institucionalmente la UCR consultó internamente el año pasado para conformar la actual versión del Frente Progresista la opinión mayoritariamente contraria provino de intendentes, presidentes comunales y concejales. Entre éstos anida un sentimiento de cierta desconfianza al libre estilo con que se manejan los socialistas, que a su entender, los lleva a olvidarse frecuentemente de sus socios.
En ciudades y pueblos del interior radica en gran medida la fuerza institucional del radicalismo y es allí donde las alianzas tradicionalmente fueron selladas con el PDP, que también posee dirigentes y afiliados en la mayoría de esos lugares, mientras que el desarrollo del PS se concentra en Rosario.
Esta situación interna de la UCR llevó en no pocas oportunidades a reclamar, recurrentemente, a Binner que moderara sus exteriorizaciones afables para con el gobierno nacional de Néstor Kirchner y hasta fue necesario que la condición de "opositor" del Frente Progresista se plasmara por escrito, a instancias de los radicales, en los documentos del acuerdo bipartidario.
Y aún así, la relación entre los socios siguió teniendo momentos de tensión. En los últimos meses del año pasado la UCR emitió un documento firmado por todas sus autoridades y los referentes de sus diversos sectores internos reclamándole a los socialistas "una relación entre iguales".
Aquel documento contiene un mensaje claro: el de "continuar y profundizar un modelo de gestión dinámico abierto, pluralista, participativo y militante", pero también garantizar la "transparencia" de la integración de las listas del Frente Progresista en el 2007 condicionando la continuidad de la coalición "como herramienta de transformación" a "la premisa fundamental de una relación entre iguales".
Hubo, sin embargo, dos instancias más que contribuyeron a la ebullición radical de éstos días. Una de ellas es el convencimiento de los radicales de que el PS está en conversaciones formales y reservadas con el ARI para sumar a ésta fuerza al Frente Progresista. Los radicales no se oponen pero no quieren quedar afuera de las negociaciones. Esto llevó a que hace un mes atrás existieran algunas reuniones herméticas donde por primera vez con seriedad se mencionó la posibilidad de una confrontación con los socialistas.
En síntesis, todo volvió a ponerse en entredicho y aunque la dirigencia radical se decidió a salir a poner paños fríos dentro y fuera de su partido, nada parece estar dicho de manera definitiva. Si la candidatura de Lavagna llegara a cuajar, los radicales santafesinos entienden que su partido tallará de un modo diferente y que será el PS el que deberá hacer los gastos de ahora en adelante, definiendo dónde se ubica.
Por primera vez se escuchó en el comité radical una frase que hasta hace poco hubiera sido casi una blasfemia: "No descartamos ir solos, porque juntaremos votos en ciudades y pueblos y arrastraremos votos con la elección nacional. Eso es algo que los socialistas no pueden ofertar".
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Fotos
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Felipe Michlig, titular de la UCR santafesina.
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