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sábado,
17 de
junio de
2006 |
Viajeros del tiempo
Rosario 1900-1905
Una bella de armas tomar. En la población de San Nicolás habita Sabina Parodi, una mujer casada, de fresca belleza, pujante y de ánimos varoniles. El 21 del actual su marido debió ausentarse y, conociendo esa circunstancia, Nicasio Cháves, quien hace tiempo que estaba entusiasmado con los dones que Natura le otorgó a Sabina, resolvió dirigirse esa noche a la casa de la que él suponía una fácil víctima. En esa vivienda antes había un almacén en el que el mismo Cháves, un sujeto de pésimos antecedentes, dos años atrás había dado muerte a un tal Quinteros. Pero ahora iba a enfrentarse con una mujer, y él no sabía de lo que son capaces cuando está en juego su honor. Sin reparos de ninguna especie primero Cháves empezó golpeando la puerta, luego lanzó exhortaciones y ruegos de subido color amatorio, y después se puso a intentar voltear el débil obstáculo que lo separaba del objeto de sus ansias. Mientras tanto, Sabrina se negó a abrir porque no estaba su esposo y contestó a las frases amorosas como correspondía a su honradez. Finalmente, viendo la inclaudicable actitud de su pretendiente, tomó la escopeta de su marido y abriendo una ventana lateral le descerrajó un tiro al Tenorio improvisado que le pegó en el pómulo derecho produciéndole una muerte casi instantánea. La Parodi fue puesta a disposición del juzgado del crimen, el que no tardó en darle la libertad dadas las causales y condiciones del homicidio.
Inhumanos. Ayer tuvimos ocasión de presenciar en pleno centro de la ciudad una escena humillante. Un grupo de muchachos vagos de los tantos que circulan constantemente iba persiguiendo tenazmente a una niña de unos diez años, la que estaba pidiendo limosna invocando para ello su condición de huérfana de padre y el hecho de que su madre estaba postrada en cama sufriendo de una grave enfermedad. Esos inhumanos muchachos hicieron objeto de burlas a la desgraciada criatura, llegando hasta a golpearla y tironearle de los vestidos. Las autoridades policiales tienen todavía mucho por hacer contra los abusos de la niñez y deben desempeñar la acción represiva que los padres de familia no pueden o no quieren ejercer.
Repugnancia periodística. Con marcada repugnancia y sólo guiados por el apremiante deber que nos impone el deseo de velar por la conservación de la moral pública insistimos hoy nuevamente sobre la despreocupación que se observa en algunos dueños de negocios de esta ciudad, los que sin miramientos de ningún género exhiben en los escaparates de sus casas estampas y tarjetas postales que ofenden el decoro. Da lástima presenciar el bochornoso espectáculo que ofrecen a diario grupos de criaturas de ambos sexos estacionadas delante de las vidrieras contemplando esas colecciones de fotografías impúdicas a que aludimos. Consideramos muy lícito que los interesados en cualquier negocio traten de hacer toda la propaganda que de ellos dependa para obtener mayores ventajas, interesando la atención del público, pero no podemos admitir que para ello se ofenda el pudor y la decencia. Llamamos la atención sobre este punto de la autoridad municipal a objeto de que se tomen las medidas oportunas dentro de las respectivas ordenanzas que rigen al respecto.
Investigación y realización Guillermo Zinni © Ver La Capital de 1904.
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