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domingo,
11 de
junio de
2006 |
Un gusto mestizo
Como todo en el Nordeste, la gastronomía de Ceará también lleva la huella de sus mestizajes: carnes, vegetales y los más inconcebibles frutos de mar rebozados en condimentos de la población indígena, cruzados con las tradiciones de la conquista europea y las expresiones culinarias de la raza negra.
Los platos más recomendables son los que se sirven en mercados, bares y botiquines de calle: macaxeira (mandioca frita), baión de dois (combinación de arroz, poroto negro, verduras, queso cuajado y harina de mandioca), carne de sol (carne bovina salada cortada en hilos con legumbres) y peixada cearense (delicioso caldo de peces con papas y legumbres varias).
Sobre moluscos y mariscos, un festival: langosta, camarón con leche de coco, caldeirada de camarón (sopa de camarón con verdura y condimentos) son especialidades. Peces como róbalo, mero o pargo a las brasas, con salsas variadas a base de frutos, tomate o camarón, resultan una delicia. También son notables las postas de cerdo condimentadas con jalea de pimienta o salsa de palmera de babaçú.
Los dulces son episodio aparte: innumerables frutas tropicales que sirven para tantos gustos de helado, rapadura (dulce a base de caña de azúcar), cocadas y, en especial, una torta hecha con masa de harina de maíz y coco llamada cuscuz. En ferias y mercados el viajero encontrará a cada paso castañas de cajú a muy buen precio, tapioca (masa de harina de mandioca con queso y coco verde), agua de coco para beber y frutas untuosas como graviola, ananá, acerola y mango.
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