Sobre gustos

Fernanda Mainelli

"Debo haber nacido librera, al menos mis primeros pasos los di en una librería, donde además me gané mis primeros pesos -dice Fernanda Mainelli-. Definitivamente todo se lo debo a esta profesión, que me abrió puertas, entre ellas la posibilidad del periodismo. Así que, así ando, fluctuando todo el tiempo entre ambas y habitando sus mundos". Esos espacios son, actualmente, los del semanario Notiexpress, donde escribe la contratapa, y la Librería y el Centro Cultural Ross.

-¿Qué guardás en la mesita de luz?

-¿Tenés lugar en esta columna? Fotos que por alguna razón no encajaron en ningún álbum, billeteras que da vergüenza llevar en la cartera, tarjetas personales de gente a la que jamás llamaré en mi vida, libritos de poemas en miniatura que se caen de la biblioteca, anteojos de sol con los que no me atrevo a salir a la calle, el pasaporte vencido, el resultado del último Papanicolau, el preservativo salvador, muchas velas como para abastecer a toda la ciudad si hay un apagón y una carta de mi papá que me escribió para mi cumpleaños de 2002. Cuando necesito darme ánimo, la leo: ¡Quién mejor que el padre de una para decirnos lo maravillosas que somos!

-¿Cuál es el mejor libro para llevarse a la cama?

-Diría que casi todos, salvo los muy patéticos. Imaginate que una invención onírica de mi autoría es bastante menos interesante que la prolongación de un sueño derivado de la lectura de "La metamorfosis" de Kafka.

-¿Qué es lo mejor y lo peor de un hombre?

-No conozco dos hombres iguales y eso ya los hace deliciosamente interesantes. Eso sí, lamento cuando algunos no pueden superar cierta misoginia heredada o contagiada por ósmosis o cercanía con sujetos extremistas, que no logran reconocer lo diferente y muchos menos dejarse llevar por eso. No tienen nada peor o mejor de lo que yo pueda tener. Aclarado esto, diría también que me preocupan los hombres violentos, los que no se pueden hacer cargo de sus afectos y aquellos que por comodidad les encanta curtir el perfil inútil hogareño.

-¿A qué calle de Rosario le cambiarías el nombre?

-A la calle Mr. Ross, porque no está puesta en honor a mi abuelo Don Arnoldo Ross.

-¿Qué consejo le darías a tu peor enemigo (o enemiga)?

-No tengo enemigos, sólo buenos amigos. Y desconfío de los que dicen tenerlos, porque sus supuestos enemigos les sirven para hacerse los trascendentes.

-¿Qué actitud agradecés?

-Agradezco la paciencia, la sabiduría de aquellos que siempre tienen palabras que alivian, agradezco que existan personas que saben escuchar y adoro a los seres que tienen el poder de hacer reír. Me encantan los pasionales, la gente trabajadora y los que, con imaginación, viven creando otros mundos posibles.

-¿El periodismo cultural existe o hay una contradicción en los términos?

-Sí que existe y si no ¿cómo llamarían a todos aquellos periodistas que se la pasan en el cine, en el teatro, en recitales o leyendo libros? Que dicho sea de paso son los periodistas que la pasan mejor. Me cuesta pensar en un periodismo que no sea cultural.