En profundidad. Vicente Massot cuestiona la política militar del gobierno

"Es posible que haya más indisciplina"

El ex viceministro de Defensa dijo que Kirchner tiene "odio ideológico" y "acorrala" a las Fuerzas Armadas

Daniel Leñini / La Capital

El ensayista y ex viceministro de Defensa de Carlos Menem, Vicente Massot, pronosticó "nuevos actos de indisciplina" en las Fuerzas Armadas si el gobierno sigue "escalando el conflicto" con ellas. Y apuntó que oficiales jóvenes "que no querían tener arte ni parte" en la discusión por los sangrientos años 70 ("algunos no habían nacido") hoy "están entrando" en la polémica porque ven que el poder político impone "una sola versión".

El profesor de la UBA y la Universidad del Cema, doctor en ciencias políticas, sostuvo que "el odio ideológico" del presidente Néstor Kirchner explica la política de "agravio" y "acorralamiento" a los militares en la que "lleva las de ganar". Y si bien respondió que percibe "malestar" o "tensión" en las filas creyó necesario sentar una aclaración: "Cuando hablamos de esto, no tiene nada que ver con circunstancias de 20 o 30 años atrás; las Fuerzas Armadas hoy carecen de poder y no representan una amenaza".

-¿Qué motivos siguen explicando el reproche público del poder político sobre un sector castrense cuyo 97% de efectivos no estaba alistado en 1976?

-Esa es una de las preguntas a mi juicio más pertinentes y al mismo tiempo difícil de responder. Salvo que uno considere -y no son pocos los que lo creen- que el presidente es un enemigo declarado de las Fuerzas Armadas y que si bien no desea borrarlas de la faz de la tierra las ha elegido como enemigo sabiendo que en esa empresa de agraviarlas, acorralarlas, lleva las de ganar. No tiene ningún riesgo y, al asociarlas con el terrorismo de Estado, coloca a la opinión pública de su lado.

-¿Es también, y en el fondo entonces, una cuestión electoral?

-Podría ser considerada así, pero no es lo esencial. Hay una razón ideológica, no en balde el presidente se rodea de ex miembros de organizaciones subversivas que no han hecho ningún mea culpa, a diferencia de la corporación militar. No en balde en toda oportunidad que puede el presidente distingue, se abraza, financia, subsidia a la señora Hebe de Bonafini, quien debe ser de las pocas personas que recuerde que públicamente festejó la voladura de las Torres Femelas, y que en cuanta oportunidad tiene reivindica a sus hijos como guerrilleros socialistas que tomaron las armas para imponer esas ideas. Y, según dice, tenían toda la razón y era legítimo que así fuese. Entonces uno se pregunta: si el presidente (que es comandante en jefe) opta por determinados colaboradores, se rodea de determinada gente y frente a las Fuerzas Armadas dice lo que dice, uno no puede encontrar otra respuesta a su pregunta más que el odio ideológico.

-¿Ese destrato potencia la protesta de la otra parte? Aún hoy se escucha que en el acto de recordación a los militares asesinados los asistentes no eran 3.000 sino más del doble.

-Este es el otro dato nuevo. Es la primera vez que oficiales en actividad no están dispuestos a callarse y, al precio de ser pasados a retiro, quedan en esa situación pero dando a conocer su disidencia. Lo que sucedió en el Colegio Militar no tiene precedentes: que algunos oficiales diesen la espalda al presidente mientras hablaba y que Kirchner no se haya quedado a presidir el desfile. Esto, insisto, en otras circunstancias sería gravísimo. Hoy, aunque no es intrascendente, no tiene la gravedad de 20 años atrás. Pero, ¿cuál es el dato? Que mucha gente ni siquiera había nacido hace 30 años y rechazaba hacer suya una cuestión de la que no tenía arte ni parte. Pero hoy, por la política presidencial, dice: "Acá hay una sola versión". ¿Y la otra cuál es? Porque hubo camaradas muertos que no conocimos, que fueron asesinados, y no solamente que el gobierno no dice nada sino que a quien lo dice lo acusa de golpista". Estos primeros tres años las generaciones jóvenes del Ejército y la Armada, sobre todo, en el tema no querían entrar; ahora, por reacción, han entrado. Y esto es nuevo, lo mismo que la reunión de 3.000, 6.000 o 10.000 personas en la plaza San Martín. Esto va a ir in crescendo, porque ya hay nuevos actos en conmemoración de víctimas de la lucha antisubversiva.

-¿Cómo termina la película?

-Si el Ejecutivo escala el conflicto, las medidas que pueda tomar van a generar nuevos actos de indisciplina. A qué tope pueden llegar lo desconozco, obviamente nadie se pintará la cara ni pensará en Semana Santa. Pero es posible que tengamos Fuerzas Armadas en estado de deliberación y que haya más actos de indisciplina.

"Existe tensión en el ambiente castrense".