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domingo,
11 de
junio de
2006 |
Opinión: Un error que esta vez no pagó
Jorge Salum / La Capital
Es el eterno dilema del fútbol. ¿Sólo importa ganar, o además hay que jugar bien? La victoria de la Argentina ante Costa de Marfil abonará aún más el debate, tan viejo como estéril, aunque ahora —con el resultado puesto— sería torpe negar el enorme valor que tiene del mismo modo que implicaría una necedad imperdonable no descifrar algunas señales que entregó el equipo en su debut.
Al primer partido del Mundial hay que ganarlo como sea y quien no lo admita no entiende de qué se trata. Pero ganar como lo hizo ayer la selección es otra cosa, por lo que irradia hacia adentro del plantel y también por lo que transmite hacia los rivales.
El equipo nacional cometió un error imperdonable que los africanos no facturaron: les entregó la pelota durante buena parte del partido, algo que no podrá permitirse contra otros equipos si quiere llegar lejos en Alemania.
Si el arquero de Boca fue el mejor argentino, y después de él Ayala y Heinze, no hay que romperse la cabeza para entender que falló el mediocampo. Y fracasó por dos razones: no supo tener la pelota y tampoco supo recuperarla. En el primer aspecto la responsabilidad fue esencialmente de Riquelme, y en el segundo de un doble cinco (Mascherano-Cambiasso) que nunca descifró cómo detener a los africanos.
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