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domingo,
11 de
junio de
2006 |
El 10 jugó su partido
Maradona alentó a la selección en Hamburgo y festejó los goles con una de sus hijas. Saludó a los jugadores en el vestuario
De 10, como es él. Maradona no podía faltar. Había dicho que su estadía en Alemania tenía como principal misión alentar a la selección argentina y ahí estuvo. Sufriendo y disfrutando como un hincha más, ahora que no puede hacer sus maravillas en el césped.
Vestido con la réplica de la camiseta oficial que utilizó cuando el seleccionado argentino se consagró campeón del mundo en 1986, Diego Armando Maradona fue a alentar al equipo en el debut ante Costa de Marfil, lo vivió al máximo, como es su costumbre, y estalló de alegría en cada grito de gol y tras la concreción del triunfo.
Cuando las pantallas gigantes del estadio de Hamburgo mostraron la llegada del ex capitán de la selección argentina, la multitud comenzó a aplaudirlo. Su ingreso se produjo segundos antes de la salida de los equipos al campo de juego, ya que anteriormente pasó por el vestuario para alentar a los jugadores, gesto que fue apreciado por ellos y especialmente por el entrenador José Pekerman, quien hizo referencia al mismo en la conferencia de prensa.
Maradona llegó al estadio acompañado de una de sus hijas (Giannina Dinorah) y de su ex esposa Claudia, y se ubicó en un sector desde donde siguió el partido con tranquilidad.
Antes del inicio del juego, las cámaras lo enfocaron muchas veces y los hinchas argentinos que ocupaban las tribunas entonaron el clásico “Olé, olé, olé, olé, Diego, Diego”, en homenaje al ídolo.
Luego, durante el encuentro, se lo vio eufórico, abrazando a su hija en los gritos de gol al punto de emocionarse casi hasta las lágrimas, como añorando estar en el campo de juego. Y también hizo flamear una camiseta argentina cuando el árbitro marcó el final y el triunfo hizo que la alegría fuera completa. Así terminó de diez, como lo empezó, como es él.
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