Pami, la odisea sin fin

Me gustaría comentar que a la lucha que mi mamá lleva contra su enfermedad, ahora se le suma un obstáculo más, el Pami. A fines de abril le comunican que los consultorios externos del Sanatorio de la Mujer donde la atendía su oncóloga estaban suspendidos. A partir de ese momento comienza la odisea. El 10 de mayo la atienden en una guardia del Sanatorio Güemes, ya que no tenía médico. En esa guardia le diagnostican un pequeño derrame pleural, y se le indica que era necesario que la viera su médica para que ella determinara la gravedad del caso y los pasos a seguir. El 23 de mayo pagando una consulta particular, su oncóloga la atiende y le ordena en forma urgente un TAC y análisis. Se consigue que estás ordenes las autorice el Sanatorio de la Mujer y que le den turno para el 6 de junio. Días más tarde la llaman para decirle que el turno se suspendía porque el tomógrafo estaba descompuesto. ¡Qué casualidad! ¿No será que los turnos se suspenden porque ellos no sabían cómo seguiría su situación con el Pami? Así fue, le comunican en la delegación que ya no le corresponde ese sanatorio, y que debía comenzar todo el trámite de nuevo. Turno con su médico de cabecera, turno con un nuevo oncólogo, y éste debía ordenar nuevamente el TAC y los análisis. En su nuevo sanatorio le informan que los análisis se los debe realizar en Santa Fe y Dorrego (no tenían la dirección exacta). En el laboratorio, como era de esperar, no sabían nada. ¡Sigue la odisea! Llama y le dan nuevas direcciones y teléfonos de nuevos laboratorios que por supuesto tampoco saben nada. Del TAC mejor ni hablar. ¿Si esto no es una nueva lucha, señora Ocaña (interventora del Pami), qué es? ¿Dónde están las prestaciones de que usted habla? Lo único que esperamos es que las respuestas lleguen a tiempo y las prestaciones si se necesitan de forma urgente sean urgentes. Porque mi mamá sigue esperando.

Ana María López, DNI 20.536.116