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 domingo, 28 de mayo de 2006  
Estancia: Rodeo criollo en la baguala

La tradición gauchesca de montar con destreza se recreó en la estancia La Baguala, cercana a Villa Amelia, con una ronda de rodeo cuyano de la que participaron jinetes argentinos y chilenos. La rueda, que atrajo a entendidos de los dos países, fue parte de la clasificación oficial para el campeonato nacional de rienda.

El rodeo nació como parte de las labores de aparta de hacienda, que requerían destreza y coordinación de los jinetes para el trabajo y una especial obediencia por parte del caballo.

La presencia de los jinetes chilenos en estas jornada de tradiciones criollas forma parte de un interesante y novedoso proceso de integración que desde hace ya algunos años se ha venido dando entre los hombres de campo, especialmente entre aquellos que comparten la pasión y admiran la nobleza de los caballos criollos de raza de ambos lados de la cordillera, indicó José Miguel Menchaca, cónsul general de Chile en Rosario.

El rodeo chileno evolucionó desde sus inicios labriegos hasta transformarse en deporte nacional, y su práctica se extiende a universidades e instituciones como Carabineros, entre otras.

El rodeo como deporte se desarrolló en sincronía con una raza registrada en 1893 como "caballo criollo chileno", cuyas principales características son "su atletismo nato, su facilidad para el entrenamiento, su valentía, y un instinto vaquero a toda prueba, desarrollado a través de 460 años de selección", indicó Menchaca.

La competencia se realiza en la estancia La Baguala, ubicada sobre un camino rural que se desprende hacia la izquierda a la altura del kilómetro 14 de la ruta 18 (continuación de Ovidio Lagos), poco antes de llegar a la localidad de Villa Amelia saliendo desde Rosario.

La estancia se dedica a la cría y entrenamiento de caballos, que se extiende a una escuela de equitación, con prácticas terapéuticas, y rodeo. Organiza, además, actividades que incluyen cabalgatas y comidas típicas en "la pulpería".

La cabaña nació con el impulso de Guillermo Félix Crespo, quien inició la cría de criollos en la estancia, en 1962. La incorporación de los equinos chilenos ocurrió doce años después, cuando Gonzalo Torres obsequió el padrillo Sepulturas Altanero. Crespo fue uno de los impulsores del movimiento criolllista y de rodeos en la región , desde su puesto directivo en la Sociedad Rural de Rosario, donde encabezó la subcomisión de equinos.

Desde su inicio, la principal característica de la cabaña fue la constante selección funcional, que la puso a la altura de las mejores cabañas, con madres como Cruz Diablo la Polca, Cruz Diablo la Garúa y otras yeguas cuyos nombres comienzan todos igual. A ellas se le sumaron otros dos padrillos campeones, encabezando una serie de pura sangres que continuó durante la década pasada hasta hoy.


Equinoterapia
"El caballo es un ser que posee la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la ferocidad y todas las virtudes del hombre, sin sus vicios", indica la portada de la escuela de equitación El Carmelo, que forma parte de la estancia La Baguala. La escuela se basa en la antiquísima ciencia que trabaja en el alivio de dificultades psicomotrices y disfunciones a través del contacto con el animal.

La mejoría en la mayoría de los pacientes se debe a un sutil e intenso intercambio con el caballo, en una relación de empatía que se extiende a los estados de ánimo, mejora la calidad de vida y favorece los procesos de integración.

Este bienestar se extiende a la práctica de la equitación como deporte, otra de las aristas que se estimulan en la escuela y que se pueden conocer, al menos, en una cabalgata de fin de semana.
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