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 domingo, 28 de mayo de 2006  
El viaje del lector
El tramo francés del Camino de Santiago

Viajé a España para acompañar a una de mis hijas, que iba a perfeccionarse en música gallega y gaita. Nos quedamos en esa maravillosa región, en León y en Madrid, donde reside mi familia, oriunda de una pequeña población llamada Cubillas de Arbás, en León. Pero mi especial interés, de todo lo hermoso e interesante que tiene España, es el Camino de Santiago, especialmente el tramo francés.

Comencé por Burgos. Allí visité su majestuosa catedral (dicen que es una de las más suntuosas y bellas de España), las Murallas, el Arco de Santa María y la estatua del Mio Cid. Desde allí emprendí camino a León, pasando por distintos pueblos, la mayoría muy pequeños, como Tardajos, Castrojeriz, Boadilla del Camino, Bromista y Carrión de los Condes, donde me detuve a pasear por la Ermita de la Piedad, el Convento de la Clarisas y la iglesia de Santiago.

Retomé el camino que me llevó a Ledigos, Moratinos, Calzadilla de la Cueza, Sahagún, Mansilla de las Mulas y unos kilómetros más adelante, León.

León es ciudad monumental y cuatro son sus principales monumentos: la muralla romana, la Basílica de San Isidoro, la Catedral de Santa María y el Monasterio de San Marcos. Como parte del Camino de Santiago en esta ciudad, recorrí éstos y varios más. Pasado el puente del Castro, ingresando por el barrio de Santa Ana, se pasa por lo que antiguamente era el monasterio de la orden del Santo Sepulcro, hoy parroquia de Santa Ana.

Más adelante se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Mercado, en la plaza del grano, que preside una fuente monumental dedicada a los dos ríos que rodean la ciudad: el Torío y el Bernesga.

En la plaza de San Marcelo, está la iglesia dedicada al santo, un centurión romano martirizado en Tánger en el año 298. Preside el altar mayor una impresionante imagen del santo, escultura de Gregorio Fernández (siglo XVII). Detrás de la iglesia, el antiguo Ayuntamiento; en la misma plaza,el Palacio de los Guzmanes, hoy sede de la diputación provincial, contiguo al mismo, el Palacio Botines (hoy Caja de España), obra de Gaudí (siglo XIX) y desde allí arranca la calle Ancha que termina en la plaza Regla, asiento de la Catedral de Santa María, joya emblemática del gótico por su belleza, la pureza de sus líneas y el conjunto de sus casi 1800 metros cuadrados de vitrales artísticos.

Los cinco pórticos presentan una serie de grandes estatuas, destacándose entre todas la de la Virgen Blanca y como devoción de los peregrinos, la de Santiago Peregrino.

Otro lugar muy importante es la Colegiata Basílica de San Isidoro, románica, donde nada falta: arquitectura, escultura, pintura, orfebrería, telas. Quizás, al menos para mí, lo mas destacado es el Panteón Real donde las bóvedas decoradas con pinturas del siglo XII, le dan el título de Capilla Sixtina del románico.


Hotel de lujo
El Hostal San Marcos, hoy hotel de lujo, comenzó como modesta fundación hospitalaria, pasando por convento, refugio de peregrinos y cárcel en la guerra civil. Es majestuosa la fachada, bordada de bustos de personajes célebres, resaltando en la puerta de entrada un Santiago a caballo. En la plaza, frente al hostal, vemos un crucero, que nos recuerda que por allí pasa el Camino.

Se sale de León por el Puente de San Marcos sobre el río Bernesga para llegar a la carretera que va a Astorga, entrando en Trobajo del Camino, populosa barriada que ya no pertenece al municipio leonés, y unos metros más adelante encontramos el Santuario de la Virgen del Camino, patrona de León.

Llegamos a Villadangos del Páramo, San Martín del Camino, cruzamos el río Orbigo, San Justo de la Vega y entramos en Astorga, donde los monumentos son muchos y muy variados, la Muralla romana, la Catedral, el Palacio Episcopal, obra de Gaudí, el Ayuntamiento, donde la espadaña sostiene la campana del reloj y, a cada lado, dos figuras maragatas, que dan la hora a mazazos.

Saliendo de Astorga se encuentra Valdeviejas, Murias, y desde allí desviando dos kilómetros llegamos a Castrillo de los Polvazares, que si bien no pertenece exactamente al camino, vale la pena visitarlo. Es un pueblo emblema de la Maragatería. Espectacular el trazado de calles, los portones pintados de verde, una importante herrería en sus aberturas. Una particularidad: no se puede entrar con vehículos al pueblo, hay que dejarlos en la entrada.

Retomando el camino se pasa por Rabanal del Camino, con la ermita de San José, la Iglesia de Santa María y un importante refugio de peregrinos. De allí se inicia la subida a Foncebadón, alguna vez un importante pueblo en el Camino de Santiago, hoy un caserío en ruinas, una humilde iglesia, todavía en pie, está dedicada a Santa María Magdalena. A la salida del pueblo, una fuente, un campanario y unas ruinas recuerdan lo que alguna vez fue un hospital y refugio para peregrinos. Desde la fuente, pasando un arroyo y por la carretera se llega a la Cruz de Ferro, símbolo legendario del Camino, compuesto por un montón de piedras, un palo de roble y una pequeña cruz en la punta, a pesar de su sencillez puede ser uno de los monumentos mas conocidos del peregrino en toda la ruta. Cada uno que pasa añade un piedra mas y lo que era montón, hoy ya es un montículo.

De Foncebadón pasamos a El Acebo, terminando allí el paseo por el Camino, en la provincia de León.


En Galicia
Ya en Galicia, comienzo a recorrer poblados del camino a partir de Portomarín, a orillas del río Miño, poblado que fue trasladado a partir de la construcción del Pantano de Beleser (1956-1962). El nueva Portomarín se levantó en la colina sobre el lago, trasladando piedra a piedra, los monumentos mas representativos del antiguo. Uno de ellos fue la Iglesia de San Nicolás, en cuyas piedras se pueden ver, aun hoy, los números que les colocaban para luego, ubicarlas en el mismo lugar.

Siguiendo nuestro recorrido, nos encontramos con poblados muy pequeños, algunos poco habitados, Toxibo, Castromaior, Lameiros, Ligonde, Palas de Rei, San Xulián y apenas entrando a la provincia de A Coruña, se encuentra un simpático pueblito con aire de medioevo llamado Leboreiro, no mas de 30 casas con unos 50 o 60 habitantes, su sencilla iglesia románica, una casa fundada por los Ulloa para hospital de peregrinos y un sencillo puente medieval, llamado de la Magdalena.

Un párrafo aparte, mi estadía en al pueblo de mis padres, Cubillas de Arbás en León, no mas de 50 casas, 70 habitantes permanentes, ubicada al pie de unas montañas, en el valle de Arbás. Todavía había restos de nieve, en las calles, en los campos, temperaturas bajas, pero para mi fue un paraíso.

Compartí muchas cosas con mis tíos, primos, con mi hija, con gente que conoció a mis padres, que me contaron historias y recuerdos.

Serafín García Cañón
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