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 domingo, 28 de mayo de 2006  
Plantas acuáticas: atmósfera mágica

Hay diversas maneras de incluir el agua en un jardín, pero dependerá del espacio con el que contamos y de nuestra imaginación: puede ser un estanque en tierra, una fuente o una maceta con una selección de plantas acuáticas. En tierra se puede lograr enterrando grandes recipientes como bañeras antiguas, piletas de fibra de vidrio o un plástico negro especial para estanques.

Los jardines acuáticos son un poderoso imán de vitalidad, un punto visual que nos hará detener en esa calma. Un espejo de agua en tierra o en una simple maceta, debe recibir entre cuatro y seis horas de sol directo por día y es aconsejable situarlo lejos de árboles caducos para que no se llene de hojas (un estanque con un sistema en equilibrio tiene aguas transparentes o levemente marrones).

Una forma de mantenerlo naturalmente es con abundantes plantas acuáticas que quedan sumergidas como las elodeas, entre ellas el loto y los nenúfares, o flotantes como la lenteja de agua, el repollito o el camalote que tiene hermosas flores azules.

Entre las mencionadas, se sugiere el loto por su flor delicada y perfumada. Requiere un estanque que tenga por lo menos cuatro metros de diámetro, se planta en primavera en posición horizontal en el barro del fondo del estanque o en una maceta sumergida a una profundidad de cuarenta o cincuenta centímetros. Florece en verano o principio del otoño. En invierno soporta temperaturas bajas pero no heladas (se le puede agregar un poco de agua tibia para evitar que se enfríe demasiado).

Las palustres se colocan en los márgenes del estanque o en aguas poco profundas. Entre los más pequeños se mencionan el acorus, gramíneas, el juncus effusus, y entre los más grandes el cyperus papyrus conocido como papiro, una planta elegantísima que llega a alcanzar cuatro metros de alto para terminar en un pavículo esbelto. Además de las plantas acuáticas en un estanque son necesarios los renacuajos porque se alimentan de algas ayudando a mantener las aguas claras. Los peces que se pueden colocar son los telescópicos o los carassius auratus porque mantienen el límite necesario de insectos y microorganismos no deseados. La vieja del agua es el "perfecto empleado" de limpieza ya que se alimenta de algas y material en descomposición (por esta alimentación natural no se debe dar alimento extra a los peces de un estanque).

La estética, la unidad, el equilibrio del espacio y la percepción visual permiten precisar el diseño de un jardín que junto con la combinación de colores actúa favorablemente sobre el estado de ánimo.

Arte y sobriedad

El jardín debe armonizar con la casa que es la que define la extensión, la orientación y la vegetación. Por ejemplo, en Japón los jardines cobijan a la vivienda bajo una atmósfera mágica y poética, no tienen perfecta simetría y el agua ya sea en estanque, islote o pequeña cascada siempre está presente.

También en algunos jardines de España inspirados por los moros como la alameda de la Alambra en Granada y los Jardines de la Alcázar de Sevilla, el agua es un elemento precioso que se utiliza con sobriedad y arte; gotea en las fuentes de pequeños estanques con fondos de azulejos de colores o circula a través de canales no sólo por espacios exteriores sino también por el interior de las construcciones para suavizar las temperaturas y producir el refrescante sonido del agua en movimiento.

Especies con historia

El loto es nombrado en el antiguo Testamento, en leyendas del Japón y en el libro chino de las canciones; en Egipto era sagrado; en la Odisea de Homero se afirma que los viajeros que tomaban en Egipto un vino preparado con flor de loto olvidaban su pasado, penas y desengaños.

En Oriente se lo considera muy nutritivo. Los pétalos se sirven en ensaladas y los chinos confitan y maceran sus raíces con jengibre, cebolla y carne. En cuanto al papiro, es uno de los primeros vehículos de la literatura. Fue aprovechado por las antiguas civilizaciones egipcias y griegas para producir el papel sacando las fibras del tallo que al ser delgado, liso y suave se podía escribir bien. Fue el precedente del papel como lo conocemos hoy. Hasta el siglo XI la iglesia empleaba el uso del papiro para sus documentos más importantes.

Emiliano Arévalo Alsina

Diseñador paisajista

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