El ejemplo de un hombre probo

Asistí al sepelio del doctor Ricardo Molinas, uno de los paradigmas de la democracia, y he sentido como demócrata progresista un profundo dolor de algunas pocas ausencias, mezquinas y egoístas, de quienes no supieron reconocerlo y, muy por el contrario, negaron su profunda ideología latorrista. El doctor Molinas fue un grande. Respetado a nivel nacional fue despedido por representantes de todas las extracciones políticas que manifestaron su reconocimiento hacia un hombre probo, honesto e incorruptible. Los máximos dirigentes provinciales y nacionales del justicialismo, del radicalismo, del socialismo y de todo el espectro político argentino; los representantes de todos los claustros universitarios, las representaciones de la mayoría de las fiscalías administrativas del país, estuvieron presentes para saludar por última vez a un demócrata de verdad. Ricardo Molinas nos deja entre sus grandes logros el haber conseguido que en todo el territorio argentino se hayan fundado fiscalías administrativas para luchar contra el gran flagelo de la política, la corrupción. Con su característica humildad minimizó su trabajo e incansable labor por considerarlo un deber ciudadano. Nos deja el ejemplo de ser un político que muchas veces en soledad y en la adversidad toleró con grandeza los embates de los violentos y asesinos que sometieron al país con perversidades inhumanas para con quienes no pensaban como ellos y no se arrodillaban a sus decisiones mezquinas y autoritarias. Soy joven y creo que estos ejemplos de vida política y democrática, sustentada en valores éticos y morales indeclinables, más allá de las apetencias personales, no deben caer en el olvido. Lucharé con el ejemplo y el ideario de Ricardo Molinas para recuperar el Partido Demócrata Progesista de don Lisandro de la Torre.

Verónica Mangino

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