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 sábado, 20 de mayo de 2006  
Terror en Brasil. "Marcola" dijo que mandaría a matar al funcionario y que habría más atentados, cuando era trasladado
Aíslan al jefe criminal que amenazó de muerte al gobernador de San Pablo
La Justicia hizo bloquear los teléfonos móviles de las cárceles. Primera noche sin muertos en una semana

El recluso Marcos Camacho, alias Marcola, jefe del Primer Comando de la Capital (PCC), promotor de la ola de violencia que dejó unos 170 muertos en el estado brasileño de San Pablo, comenzó ayer a cumplir 90 días de aislamiento riguroso por amenazar de muerte al gobernador del estado, Claudio Lembo.

La sanción fue decidida por la Justicia debido a las amenazas proferidas el sábado pasado por el jefe mafioso contra Lambo y Nagashi Furokawa, secretario de Administración Penitenciaria, mientras era trasladado de presidio en un frustrado intento de evitar rebeliones carcelarias.

Marcola estaba aislado en la cárcel de Presidente Wenceslao, y pasó en las últimas horas a cumplir el Régimen Disciplinario Diferenciado (RDD) en el presidio de máxima seguridad de Presidente Bernardes, dijo un vocero de la SAP (Secretaría de Administración Penitenciaria).

El delincuente habría lanzado la amenaza cuando era trasladado esposado y ante un fuerte operativo de la policía militar al Departamento de investigaciones del crimen organizado la semana pasada. De acuerdo con el juez Carlos Fonseca Monnerat, la Secretaría de la Administración de San Pablo informó que los agentes que escoltaban al jefe del PCC escucharon cuando amenazó de muerte a los funcionarios.

Con este informe en sus manos, Monnerat decidió incluir a Marcola en el régimen de disciplina diferenciado (RDD) por un período de 90 días. En esa unidad, el jefe mafioso debe permanecer bajo condiciones más rigurosas que en las prisiones convencionales. Esto no le permite, por ejemplo, contar con visitas íntimas.

"No damos fecha de los traslados, sólo confirmamos que está cumpliendo la sanción", dijo el informante.

Marcola, preso por asaltar bancos, asumió la jefatura máxima del PCC en noviembre de 2002, según información policial. Durante su condena ya pasó por diez institutos penitenciarios de San Pablo y de otros estados.

Por otra parte, los teléfonos celulares de seis cárceles de San Pablo quedaron bloqueados ayer, en cumplimiento de una orden judicial para evitar las comunicaciones entre los presos y el exterior, informó la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel).

Según una resolución del juez Alex Tadeu Monteiro Zilenovski, del Departamento de Investigaciones Policiales y Policía Judicial, las empresas de telefonía celular deberán "desconectar" las antenas cercanas a los presidios. El magistrado dijo que serán bloqueadas las llamadas destinados a celulares próximos a las seis penitenciarías seleccionadas, tras las investigaciones y escuchas telefónicas efectuadas por la policía.

El secretario admitió que la medida puede perjudicar a vecinos de las áreas cercanas a las unidades carcelarias, pero dijo que la iniciativa "es importante para debilitar y desestabilizar a los criminales".

La medida fue dispuesta por la Justicia, a pedido de la Secretaría de Seguridad Pública del estado de San Pablo, al comprobar que la orden para la ofensiva mafiosa que dejó un saldo de 170 muertos en seis días se dio desde la cárcel donde están recluidos los jefes del crimen organizado.

El estado de San Pablo, escenario de una ofensiva sin precedentes del crimen organizado y de una feroz represión, amaneció ayer en calma tras la primera noche sin violencia en una semana, informaron las autoridades.

Hasta el amanecer de ayer la policía no había registrado acciones violentas relacionadas con la mafia de presos del PCC, que la noche del pasado viernes comenzó sus ataques como represalia por el traslado a prisiones de máxima seguridad de 765 reclusos, entre ellos sus cabecillas.

"No tuvimos registros (de violencia) en las últimas 24 horas, lo que no quiere decir que no nos vayamos a mantener vigilantes", dijo ayer el comandante de la Policía Militar de San Pablo, coronel Elizeu Eclair. (DPA, Reuters y AP)
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La policía detiene a un joven en una calle de San Pablo.

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