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jueves,
27 de
abril de
2006 |
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¿Messi en el Coloso?
Entre la hinchada ñulista la versión va circulando de boca en boca: Lionel Messi estuvo en el Coloso viendo el partido contra San Lorenzo. Según el relato, que ya se ha convertido en una nueva leyenda urbana, al delantero del Barcelona, que se recupera de una lesión, le habían aconsejado que no fuera a la cancha. Pero los jugadores y la barra rojinegra le habían pedido encarecidamente que no faltara. Así que según se cuenta, en el palco oficial se ubicaron su padre y el preparador físico de su club que lo acompaña, mientras que Messi, con gorra y peluca, llegó en el micro con el equipo y se ubicó con un selecto grupo de hinchas. Minutos antes de la finalización del encuentro, el futbolista estrella se retiró hacia el estacionamiento donde lo aguardaba un vehículo y se marchó a su casa. Y todo bien. Si ocurrió así o no, ya fue. Lo importante es que la anécdota pasará seguramente a la historia. Y los fanáticos rojinegros, más que contentos.
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Tienes un e-mail
Terminaba ayer el acto en la Rosada, oportunidad en que se anunciaron importantísimas obras para la ciudad, cuando un periodista del Congreso, el rosarino Carlos Mariscal, que es habitual informador de LT8, le comentó al diputado nacional Hermes Binner un episodio bastante llamativo: "Me rebotaron a mi mail el mensaje apócrifo del diputado Rossi que causó tanto revuelo e indignación y lo que más me extrañó fue que provenía de tu secretario y hombre de prensa, Ricardo Attala". Y dicen que Binner, inmutable, sólo atinó a responder que no tenía conocimiento que algo así hubiera acontecido. "Además, no es nuestra costumbre", dijo el hermético Hermes. ¿Habrá creído Mariscal que el ex intendente iba a aceptar lo más campante algo así?
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El destructor
El episodio se registró días pasados en el salón auditorio de Radio Nacional Rosario en oportunidad de la presentación del libro de Mordisquito que estuvo a cargo de los periodistas Coco López y Luis Novaresio. El moderador de la reunión, hombre de prensa del gobierno provincial, decidió aguardar el momento de su intervención ubicándose en una de las antiguas y coquetas butacas. Al parecer, calculó mal el tamaño del asiento, acaso débil y ajetreado como para resistir el embate de su expandida humanidad. Y la hizo crujir hasta derrumbarla. Agil, el Gordo Horacio dio un saltito y salió indemne. Dicen que el carpintero a cargo de la reparación protestó bastante. "La hicieron pomada, ¿quién saltó acá, un barrabrava?". preguntó el hombre, que facturó 60 pesos por el arreglo. ¿Le mandarán la boleta a Don Robustiano? |
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"Hay muchos sectores que quieren salir a la calle a festejar los tres años de gobierno. Seguramente llenaremos la plaza"
Henry Olaf Aaset
Impulsor de la Corriente K
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Instantáneas del Nunca Más
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