|
sábado,
22 de
abril de
2006 |
Magia intacta
Messi intensifica su recuperación a 49 días del Mundial
Lucas Vitantonio / Ovación
Precisas, escuetas y auspiciosas fueron las palabras que empleó Juanjo Brau, preparador físico de Barcelona, para reflejar el estado actual de la evolución de Lionel Messi, el nuevo fenómeno del planeta fútbol. "Lionel está muy bien. La semana que viene es probable que realice una práctica de fútbol. No queremos poner fecha de retorno para no generar ansiedad. El miércoles o jueves tal vez retornemos a España", afirmó ayer a la tarde Brau con amabilidad luego del entrenamiento en Pueblo Esther, a pesar de mantener un diálogo a distancia con Ovación.
Otro dato alentador lo aportó el mismo médico de la selección nacional, Donato Villani, quien señaló que lo notó "muy bien" en su rehabilitación de la lesión en el bíceps de la pierna derecha y se mostró "conforme" con los trabajos que realiza junto a Brau y el emisario de José Pekerman, el kinesiólogo Jorge Fernández. Con este panorama, parece que el fenómeno rosarino se recupera viento en popa.
Sólo faltan 49 días para la presentación de la selección Argentina en el Mundial de Alemania y Messi eligió su ciudad natal y los alrededores para sanar su dolencia muscular. La Pulga quiere llegar diez puntos al bautismo de fuego ante Costa de Marfil. Y un buen aperitivo para el debut mundialista será poder estar en la eventual final de Barcelona por la Liga de Campeones de Europa, el 17 de mayo en París.
Con estos objetivos entre ceja y ceja y de buen ánimo, la joya del Barça calienta motores, sin prisa pero sin pausa. Ayer por la tarde el rosarino entrenó en el predio de Gimnasia y Esgrima en Pueblo Esther -igual que los últimos días-, donde estuvo en contacto con su mejor amiga: la pelota. También hizo escala en las sesiones de kinesiología.
Siempre asistido por Brau y ante la mirada asombrada de un puñado de pibes privilegiados que dejaron la play station para ver al ídolo de cuerpo presente, La Pulga se movió en la cancha como pez en el agua. Trotaba con la pelota al pie, arrancaba en velocidad, esquivaba un cono y de vez en cuando se animaba a patear al arco para guarecer el balón en el fondo de la red. A un costado de la cancha observaba cada movimiento el kinesiólogo Fernández.
Algunos conductores alertados detenían su marcha sobre la vieja ruta 9 para ver de cerca lo que otras veces están obligados a hacer por televisión, la ductilidad del pibe para acariciar la redonda. Tranquilos con su conciencia luego seguían su camino.
Cuando caía el sol llegó la elongación y algunos masajes, para luego emprender la rauda salida. Lionel salió al volante de un moderno BMW gris, gambeteando a los medios, como lo hace siempre con los marcadores rivales. La magia está intacta y la ilusión de la recuperación toma fuerza.
enviar nota por e-mail
|
|
|