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sábado,
15 de
abril de
2006 |
Demandas y síntomas de intramuros
"Las demandas de los presos son de lo más disímiles. Te pueden pedir desde un par de zapatillas hasta la libertad. La clínica es algo que lleva tiempo y lo que se intenta es que el paciente pueda construir una pregunta sobre lo que les está pasando", comentó Sol Rodríguez, una de las psicólogas que integra el equipo de salud mental para cárceles.
El haber estado en la cárcel de Coronda antes y después de la masacre del 11 de abril de 2005 ha dejado una marca para muchos de los internos. El hecho de estar todo el tiempo alerta, inseguros, experimentar terrores nocturnos son los síntomas más recurrentes, dicen los psicólogos, no sólo para quienes estuvieron más cerca de la matanza sino a nivel más general.
Sin embargo, el espacio terapéutico también es aprovechado para otros fines. "Muchos vienen -agregó Rodríguez- para tratar el tema de la paternidad, que los afecta por el hecho de estar lejos de sus casas. Pero no falta quienes aprovechan la salida para «salir del pabellón» o «dar una vuelta», según dicen. Pero eso no deja de ser valioso, porque a partir de eso también se puede trabajar".
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