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domingo,
19 de
marzo de
2006 |
El juego de conjunto opacó
la luminosidad de la estrella
Newell's acompañó estratégicamente a Ortega y Agüero jugó demasiado solo
Nadie tiene el éxito comprado. Si hasta Maradona tuvo que esforzarse para que sus incomparables capacidades futbolísticas no fueran devoradas por alguna estrategia de avanzada. No se puede jugar al fútbol con un solo plan. Es imprescindible tener alternativas. Ayer, puristas y futboleros de menores pretensiones se restregaban las manos antes de comenzar el juego porque iban a ver en acción a Agüero, el jugador del momento, y a Ortega, el último representante de una generación que dejó su sello.
Pero ellos están insertos en dos equipos de fútbol, deporte que se caracteriza por ser un juego de conjunto.
Newell's desparramó a sus futbolistas de tal manera que no quedara ningún resquicio por donde se filtrara peligro rojo. E Independiente se agotó en el plan A, el que tenía a Agüero como exclusivo argumento de triunfo. Una vez que el equipo de Pumpido apretó todas las clavijas el partido empezó a tomar una tendencia irreversible.
Entonces, fue allí que sucedió una vez más. Los puristas y los menos pretensiosos se pusieron de acuerdo. Enrojecieron la palma de sus manos para devolver lo que el único equipo que había en la cancha entregaba. Falcioni deberá proteger estratégicamente a Agüero. Como Newell's lo hizo anoche con Ortega.
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