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domingo,
19 de
marzo de
2006 |
Cautela en los
barrios pobres
Kerstin Gehmlich
Aulnay-Sous-Bois, Francia.- El gobierno conservador de Francia ha enfrentado protestas callejeras y su popularidad ha caído tras aprobar un nuevo contrato para trabajos juveniles, pero a algunos de los muchachos a los que busca ayudar no les ha gustado la idea. Los empleadores también tienen sentimientos opuestos sobre el plan de empleo, que el premier Dominique Villepin espera que mejorará la vida en los suburbios pobres de París.
Allí, jóvenes furiosos por la discriminación incendiaron miles de automóviles el año pasado y el desempleo juvenil llega al 50%.
Empresarios suburbanos como Mahamadou Diaby tienen dudas sobre el nuevo contrato juvenil. Diaby, que creció en un vecindario rudo al este de París, creó su propia empresa de educación dos años atrás, cuando luchaba por conseguir un trabajo. Ahora él quiere crear trabajos para otros jóvenes.
Pese a que le sería menos riesgoso para utilizar el nuevo contrato juvenil, él se niega diciendo que la ley es injusta. Cedric Nadotti, otro joven jefe de una compañía, es menos pesimista. Espera emplear a nuevo personal bajo el contrato para jóvenes este año, diciendo que es mejor que la cesantía.
Diaby cree que entiende las preocupaciones de la gente joven y dice que su conciencia le impide utilizar el nuevo contrato, aunque aunque reconoce haría menos riesgosa toma de personal. "Contrataría a alguien y ellos creerían que los despediría nuevamente después de unos pocos meses. No tendrían seguridad", sostuvo. "Para la gente joven de los suburbios es mucho más difícil conseguir trabajo. Son discriminados por el color de su piel, su dirección, su nombre", señaló Daiby, agregando que le negaron empleos por sus orígenes africanos.
A pocos metros de la oficina de Diaby, una tienda de venta de vehículos incendiada es un lúgubre recordatorio de los disturbios de noviembre pasado. (Reuters)
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