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sábado,
18 de
marzo de
2006 |
Importancia de la gestión de los recursos culturales
La arquitecta Martínez de San Vicente estuvo invitada recientemente a brindar un curso de posgrado en la Universidad Politécnica de Catalunya, con la que trabaja y colabora desde hace tiempo. Allí presentó un proyecto junto a otros profesionales de Buenos Aires, Chile, Lisboa, Ferrara y Barcelona sobre la "gestión de los recursos culturales como fundamento para planes de desarrollo local".
Sobre el tema remarcó que evidencia un cambio de tendencia muy fuerte sobre el pensamiento de la relación entre la ciudad y el territorio. Y destacó que ese pensamiento está muy vinculado a los desarrollos infraestructurales, con una visión maquinista del territorio. "Pareciera que una ciudad funciona en tanto tenga infraestructura, autopistas y sea funcional a determinados mecanismos de producción", dijo, aunque aclaró que actualmente se verifica una visión más ambientalista y abarcadora que indica al territorio como recurso social y cultural. "Esta idea vincula de una manera más integral todas las políticas de desarrollo", comentó.
En ese marco, la arquitecta investigó la gestión de los recursos naturales en contextos institucionales débiles. "Así se podrían caracterizar los paisajes latinoamericanos, fuertemente connotados por valores culturales, pero cuentan con estructuras institucionales que no son conscientes de esos valores", señaló.
Las zonas puntuales que abordó en su presentación fueron la Quebrada de Humahuaca, el Parque Nacional Iguazú y el sistema de centros del ferrocarril Central Argentino. El trabajo hace referencia a que las ciudades no se asientan en territorios vacíos. "La construcción de la ciudad, del territorio y los valores naturales y culturales forman un conjunto continuo que ninguna política que pueda aplicarse a alguna de esas variables puede ignorar la otra", apuntó.
Para Martínez de San Vicente, un caso evidente y didáctico es el de la Quebrada de Humahuaca, declarada merecidamente Patrimonio de la Humanidad. Según ella, "las políticas municipales y otras cuestiones que tienen que ver con la debilidad de las instituciones locales hacen que cuando viene un Fonavi, viene como Fonavi, no llega inserto en el patrimonio cultural de esa zona. O cuando aparecen otras políticas que podrían ayudar y proteger los valores culturales de la población, no generan una sinergia con la condición de Patrimonio de la Humanidad. Entonces, el turismo, que es atraído por la valoración internacional, se encuentra con un contexto que no protege a los pobladores".
Y agregó que "si bien es una zona de alta afluencia turística, los pobladores siguen teniendo las mismas necesidades básicas insatisfechas que hace más de 20 años. Todavía no han podido entrar en esa condición en la que lo más importante son los habitantes del lugar".
"Esta nueva forma de ver la ciudad que planteamos también lleva a implementar políticas mucho más ricas en su producto arquitectónico", subrayó la profesional. "Hay que comprender integralmente que no existe un hecho físico si no hay una cultura que lo soporta. Esa cultura no se escribe con mayúsculas y no es otra cosa que el resultado de la interacción de muchos factores que indican al territorio como recurso social y cultural", finalizó.
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