"Rosario sólo se parece a sí misma"

Rosario es su ciudad y la vive con la misma intensidad que transita su profesión. Por eso María Eugenia Bielsa tiene su propio panorama acerca del proceso evolutivo de la ciudad y no se amilana a la hora de expresar pensamientos y diagnósticos que no coinciden con los lineamientos institucionales de turno.

-Algunos dicen que Rosario es parecida a Barcelona y otros la comparan con Calcuta. ¿Usted cómo la ve?

-Rosario se parece a sí misma. No me gusta buscar analogías en las ciudades porque tienen identidades, son como los sujetos. Rosario tiene zonas con una gran cantidad de experiencias muy ligadas a la escuela italiana de los •70 y •80. Además se realizaron proyectos importantes donde efectivamente hay una influencia española. Y también hay zonas que están muy descalificadas por su calidad arquitectónica, donde hay ausencia de estructura colectiva (sistema de calles, parques y equipamiento), por lo tanto hay ausencia de urbanidad. Entonces, decir que Rosario es la Barcelona argentina es una exageración, pero deslizar que se asemeja a Calcuta tampoco tiene lógica. Rosario tiene su propia lógica y sólo se parece a sí misma.

-¿Cree que la ciudad está trabajando bien sobre los terrenos ferroportuarios que ha recuperado?

-La política de recuperación de la costa ha sido muy buena, pero lo más positivo, además de las intervenciones puntuales que algunas me parecen correctas y otras no, es que existió una consistencia y una continuidad de Usandizaga a Lifschitz, donde nadie cuestiona este rumbo. Hay una decisión política de 20 años que hoy ve sus frutos.

-Puerto Norte es la última joya urbana de la ciudad. ¿Es correcto lo que se está haciendo allí o va a influir mucho la especulación inmobiliaria?

-La operación de Puerto Norte podría haber tratado de compensar el uso social de la costa con la necesaria oportunidad de negocios que la ciudad tiene que ofrecer. De todas maneras, como existe una costa muy socializada, en términos de usos, me resulta más gravoso el desencuentro que se produjo en Don Ferro, el gimnasio y la ampliación de ese lugar. En Puerto Norte existe un convenio urbanístico, tiene su normativa y estuvo muy discutido dentro del proyecto de una zona que va a ser de privilegio para la ciudad. Pero Rosario tiene una oferta sobre la costa lo suficientemente amplia como para tener la mezquindad de ser críticos sobre ese fragmento. A lo mejor, yo no hubiera alentado ese tipo de convenio urbanístico pero ha sido un procedimiento serio.

-¿La vivienda pública es el mayor déficit que tiene el Estado al momento de hacer ciudad?

-Es el mayor desencuentro que tienen tanto el estado provincial como municipal. Hay una incapacidad para ver que la vivienda pública es una extraordinaria herramienta para hacer ciudad. Nunca se pudo reparar en los modelos europeos, de hace cien años atrás, que relacionan modos de habitar con formas de hacer ciudad. Es un punto crítico. Imperdonable en el municipio, donde la relación entre el Servicio Público de la Vivienda y la Secretaría de Planeamiento debería ser biunívoca. E imperdonable también en la provincia, porque se delega la ejecución de viviendas. Creo que construir viviendas sin pensar en el concepto de urbanidad es un gran error. En eso verifico un gran desencuentro entre la política de vivienda provincial y lo que podríamos haber conciliado con la Secretaría de Planeamiento de Rosario, no sólo en esta gestión, sino en los últimos 20 años.

-¿Qué hay que hacer para que no sea una pelea de presupuestos?

-Hay que entender y aceptar que la vivienda no es una política en sí misma y que es un instrumento de la política urbana que debe estar sometida a sus reglas y proyectos. La vivienda debe terminar materializando la ciudad. Por eso, hay que tener bien claras las reglas de construcción de la ciudad. Y sobre eso deberían trabajar tanto las viviendas que provienen de fondos provinciales como las municipales.