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sábado,
18 de
marzo de
2006 |
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El empresario que no sabe desobedecer
A sus amigos de la mesa de los viernes no les sorprendió no verlo ayer porque, corresponde decirlo, el hombre había avisado: "La semana que viene tengo que acompañar a mi señora a Mar del Plata, pero vuelvo para irme a Brasil". El hombre en cuestión es un conocido empresario que se dedica a la fabricación de tanques de plástico a los que identifica con sus iniciales, GM. Precisamente su nombre estaba incluido en la comitiva que iba a acompañar al intendente municipal a la ciudad brasileña de Curitiba. Pero nunca llegó. Parece que su esposa lo retuvo más de lo pensado en la costa argentina y por eso se vio forzado a alterar la agenda. No viajó a Brasil y nadie sabe si retornará a los almuerzos de los viernes, donde ya todos lo llaman "lavarropas". Lo que no quiere perderse es el recital de Sabina, del que es fanático. Eso, siempre y cuando su mujer lo deje.
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Un susto a la italiana
En la llegada del ministro italiano Mirko Tremaglia a Rosario se vivieron momentos de máxima tensión. Es que antes de aterrizar, desde el avión que traía al veterano dirigente de Acción Nacional pidieron un equipo médico para atenderlo porque había sufrido una descompensación durante el vuelo. Ya en el aeropuerto de Fisherton, el funcionario fue asistido durante más de 20 minutos, tras lo cual Tremaglia se recuperó y pudo continuar con su agenda de campaña. Cuando retornó la calma, sus adherentes locales volvieron a enfrascarse en las especulaciones acerca de los votos que podría traccionarles para su lista la presencia del ministro de la coalición gobernante. Después Tremaglia lució tan recuperado que disertó más de una hora, en italiano, en el auditorio de la Dante Alighieri. Envidiable.
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Una dama que parece copiarse
En la comitiva que acompañó al ministro Tremaglia había una mujer que llamó la atención de quienes seguían al italiano porque hablaba todo el tiempo con un celular manos libres y daba una imagen de alta ejecutividad, de la que evidentemente la dama disfrutaba. Sin embargo, esa apariencia se derrumbó cuando un interlocutor telefónico comenzó a pasarle información que ella se vio en la necesidad de anotar, tarea para la que no contaba con los elementos indispensables:no tenía lapicera ni apuntador. Muy amablemente alguien alcanzó a extenderle una birome, pero lo que nunca consiguió fue papel. Fue entonces cuando, levemente desbordada por la incómoda situación, la dama decidió escribir los datos en la palma de su mano al mejor estilo escolar. ¡Qué decepción!
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"Hay una manera de componer bien rosarina y diferente a otras"
Vandera
Músico
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