Año CXXXVII Nº 49047
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 05/03
Mujer 05/03
Economía 05/03
Escenario 05/03
Señales 05/03
Estilo 18/02

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 12 de marzo de 2006  
Responsabilidad compartida. El fallo, que fue apelado, imputó un monto de 53 mil pesos más intereses
La provincia deberá indemnizar a la víctima de gatillo fácil
Un joven fue baleado en un ojo hace ocho años por un policía que quiso vengar una pelea callejera previa. La Justicia condenó al agente y al Estado a entregar un resarcimiento por los daños físicos y morales sufridos

María Laura Cicerchia / La Capital

Un juez penal condenó a un policía rosarino y al Estado provincial a indemnizar con 53.000 pesos a un joven de 24 años a quien el efectivo baleó en la cabeza, ocho años atrás, para vengar una pelea callejera. El uniformado, actualmente de 30 años, además fue sentenciado a cuatro de prisión efectiva por las graves lesiones ocasionadas a la víctima. La bala policial, que ingresó cerca de la nuca y salió por el ojo izquierdo del muchacho, le provocó cicatrices en el rostro, dificultades en la dicción, disminución auditiva y traumas psicológicos. Como esa herida fue realizada con un arma oficial, el Estado provincial fue considerado corresponsable de los daños y, si la sentencia quedara firme, deberá afrontar la demanda.

El incidente que motivó la reciente condena al Estado santafesino y a un integrante de la policía local ocurrió ocho años atrás en la zona sur de Rosario. El 19 de diciembre de 1998, el efectivo Eduardo Rodríguez hirió con su pistola 9 milímetros a Mariano Monge, un adolescente de 17 años que se encontraba junto con dos amigos en la esquina de Ameghino y 1º de Mayo.

Desde que comenzó a investigarse el ataque, el policía Rodríguez sostuvo que actuó en cumplimiento del deber: adujo que los jóvenes a quienes disparó le habían robado la bicicleta a su cuñado. Pero esta versión, que quedó respaldada en el parte oficial del incidente, fue desvirtuada por el primer juez de la causa, quien sostuvo que el caso contenía los ingredientes de un episodio de gatillo fácil.


Dos relatos
Ocho años atrás Rodríguez se desempeñaba en la Brigada Motorizada de la Unidad Regional II. Llevaba poco más de un año realizando tareas de calle y nunca había participado de un enfrentamiento. Aquella noche, alrededor de las 23, volvía de trabajar cuando se cruzó con su cuñado cerca de la esquina mencionada. Según su declaración, su cuñado le pidió que atrapara a dos jóvenes que le habían robado la bicicleta y salieron juntos a buscarlos en la moto Suzuki 500 que él manejaba.

El policía dijo que al toparse con Monge y sus dos acompañantes escuchó algunas detonaciones y, ante el temor de que se tratara de disparos, accionó varias veces su arma. Cuando esto terminó, esposó a un chico de 14 años y recién entonces notó que había un joven herido. Ese chico era Monge, quien fue alcanzado por una bala cuando escapaba corriendo del ataque. Estaba tirado en el piso y perdía sangre por el rostro. La bala había ingresado por la zona posterior derecha del cuello y salido por el lagrimal del ojo izquierdo. La herida no hizo peligrar su vida "por una cuestión meramente fortuita", según evaluaron los médicos forenses.

El relato del policía fue rebatido por el primer juez de la causa, el fallecido titular del juzgado de Instrucción Nº 11, Carlos Triglia. El magistrado remarcó que los vecinos sólo escucharon una secuencia de disparos esa noche y que los tiros, que quedaron marcados en una pared, fueron "casi todos dirigidos a zonas vulnerables del cuerpo y no de persuasión". También adjudicó el ataque armado a una venganza por una pelea previa -entre un amigo de Monge y el cuñado del policía- antes que un procedimiento en busca de ladrones. Además los jóvenes estaban desarmados.


Resarcimiento
Tras ser procesado en esa instancia, el caso llegó a juicio. Ese proceso terminó la semana pasada, cuando el juez de Sentencia Nº 2, Antonio Ramos, condenó a Rodríguez a cuatro años de prisión como autor del delito de lesiones graves. Se trata de una pena de cumplimiento efectivo, por lo que el policía podría quedar detenido si el fallo es confirmado. La sentencia aún no es definitiva porque fue apelada por los representantes de la provincia ante la Cámara Penal.

Es que el Estado santafesino fue condenado a afrontar en forma conjunta con el policía un resarcimiento de 53.000 pesos más intereses por los daños causados a Monge. El joven había reclamado una indemnización al constituirse como actor civil dentro del expediente penal. Sus abogados, Cristian Cataldi y José Luis Abichaín Zuaín, reclamaron una serie de montos por la incapacidad del 18 por ciento que le dejó la lesión, el daño moral y psicológico, el lucro cesante y los gastos médicos, farmacéuticos y de transporte. La sentencia reconoció todos esos rubros.

En la demanda, los letrados resaltaron que antes de ser baleado su cliente trabajaba en un taller mecánico, iba a una escuela de su barrio y jugaba al fútbol en un club. Pero las secuelas de tipo estético, en la visión y en el habla que le provocó el balazo, según señalaron, hicieron que abandonara esas actividades. El disparo le provocó una deformación en el párpado inferior izquierdo, le afectó la motricidad y sensibilidad de la lengua, alteró el funcionamiento del lagrimal y perdió capacidad auditiva, aunque no resultó dañada su visión.

Para los demandantes, existió una responsabilidad refleja de la provincia de Santa Fe porque el disparo fue realizado por un empleado policial y con un arma que tenía obligación de portar. Los abogados plantearon que la función desempeñada por el acusado en una fuerza de seguridad permitió el ataque armado. Si el fallo de Ramos es avalado y el policía demostrara ser insolvente, el Estado santafesino deberá desembolsar el monto indemnizatorio.

"El fallo es realmente novedoso porque los valores que otorga el juez están relacionados con el nivel de incapacidad que sufrió la víctima. Esto no ocurre en sede civil, donde los montos están congelados y se manejan sumas más bajas", resaltó Abichaín Zuaín en su estudio. El joven herido, que en años de tratamiento logró reducir los efectos de la herida, vive con su padre y su abuelo en un humilde hogar de la zona sur. En caso de recibir la indemnización, planea destinarla a una cirugía estética que corrija las marcas que le quedaron en el rostro.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Marcelo Monge destinaría la indemnización a cirugías...

Notas Relacionadas
Una larga lista de reclamos y reparaciones



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados