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domingo,
12 de
febrero de
2006 |
Aniversario
Fedor Dostoievski, el escriba del alma
Se cumplieron 125 de la muerte del escritor y el drama que envuelve a sus personajes sigue vigente
Una taza de té continúa sobre el escritorio de Fedor Dostoievski en San Petersburgo 125 años después de su muerte. "Las vigilantes del museo se ocupan de ello", explica Natalia Ashimbayeva, directora del centro, ubicado en la que fue la última vivienda del autor. "Recuerda el hecho de que a Fedor Mijailovich le gustaba trabajar de noche y el té le daba fuerzas", advierte la funcionaria.
La vivienda de seis habitaciones en un animado barrio comercial de la metrópolis rusa irradia confortabilidad burguesa. Fue aquí donde el escritor ruso hallo paz al final de su vida tras pasar por la cárcel, enfermedades, adicción al juego y pobreza.
Sobre ese escritorio produjo su última novela, "Los hermanos Karamazov", y también fue sentado allí donde falleció el 9 de febrero de 1881.
Dostoievski imprimió la imagen de la literatura rusa en el mundo más incluso que León Tolstoi (1828-1910). Sus libros se sumergen profundamente en todos los rincones del alma humana, hasta las situaciones más extremas.
Su trabajo tuvo gran influencia en escritores muy diversos del siglo XX, desde Hermann Hesse, Albert Camus o Ernest Hemingway a Gabriel García Márquez.
El autor ruso era un filósofo muy religioso y conservador, cronista de la decadencia social, un escritor de tiempos difíciles. "Se puede decir cualquier cosa de la historia mundial, todo lo que se le ocurra a la fantasía más perversa, salvo una cosa: que es razonable", escribió cierta vez Dostoievski.
El creador de "Crimen y castigo" nació hace 185 años -el 11 de noviembre de 1821- en el seno de una familia noble venida a menos en Moscú. Con 24 años ya recibió el reconocimiento del público con su primer libro, "Pobres gentes".
Cuatro anos después fue condenado a muerte por sus contactos con izquierdistas que se oponían al zar. Tuvo que afrontar un simulacro de ejecución, y la conmoción que esa situación le causó fue tan terrible que le provocó la manifestación de una enfermedad latente: epilepsia. La sentencia fue conmutada por diez años de prisión entre delincuentes peligrosos en Siberia.
Incluso después de su regreso a San Petersburgo, la vida de Dostoievski fue una constante lucha contra la enfermedad, la adicción al juego y las deudas. La necesidad lo obligó a realizar largos viajes al extranjero y sólo en sus últimos años de vida los ingresos que obtenía por sus libros le permitieron vivir con cierta holgura.
El punto culminante del reconocimiento publico fue el discurso que pronunció en 1880, un año antes de su muerte, al inaugurar el monumento a Pushkin en Moscú.
Los personajes de las novelas de Dostoievski siguen vigentes hasta hoy: el estudiante Raskolnikov de "Crimen y castigo", con un asesinato en su conciencia; el inocente príncipe Mishkin de "El idiota" y el menor de los hermanos Karamazov, el bondadoso novicio Aliosha.
"Dostoievski sabía describir los estados del espíritu en situaciones de crisis", afirma la directora del museo, Ashimbayeva. Su novela "Los endemoniados", sobre los comienzos del movimiento terrorista en Rusia, es de máxima actualidad. "Escribe sobre los mecanismos internos en esas personas", adiverte Ashimbayeva.
Las difíciles condiciones en las que vivió Dostoievski y el nerviosismo con que actúan la mayor parte de sus personajes permiten intuir que sus libros fueron escritos de una manera igualmente febril. Pero Dostoievski planificaba hasta lo más mínimo sus libros.
Cada uno de los personajes, representante de una posición del espíritu, interactúa con los demás en un diálogo en el que el autor es poco más que un moderador. Los expertos hablan de "polifonía", como en la música, para describir esta forma en que las figuras "expresan la contradicción en si mismas y su efecto contradictorio hacia el exterior".
En la atea Unión Soviética, Dostoievski era despreciado como un antirrevolucionario religioso. Hubo que esperar hasta 1972 para que se publicara su obra completa, aunque hoy los escolares tienen como lectura obligatoria "Crimen y castigo".
"Dostoievski es Rusia. Rusia no existe sin Dostoievski", escribió desde el exilio en París en 1927 el autor ruso Alexei Remizov. Cuando Dostoievski murió en 1881, asistieron a su funeral 60.000 personas. Su tumba se encuentra en el cementerio del monasterio Alexander Nevski en San Petersburgo. (DPA)
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La tumba del escritor en San Petersburgo.
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