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 domingo, 12 de febrero de 2006  
Argentino apeló al coraje y se quedó con la victoria
Superó a Justo José de Urquiza por 2 a 1 después de estar en desventaja

Hubo mucho coraje salaíto ayer en Loma Hermosa para remontar un día que empezó y siguió complicado, pero al caer la tarde le otorgó a Argentino tres puntos de oro para quedar arriba en las posiciones de la Zona Par de Primera C. Fue 2 a 1 a favor de los albos, en la visita a JJ. Urquiza, con una levantada en el segundo tiempo que invita a seguir creyendo en el equipo de barrio Sarmiento y su ilusiones de Ascenso.

El desafío arrancó a la mañana cuando Sandro Sánchez (ver aparte) dejó la concentración y hubo que reemplazarlo, y Leandro Aceto fue el elegido, por eso la defensa se rearmó con el debut de Fernando Stagnari, con Basso e Inza a los costados.

Los contratiempos continuaron apenas iniciado el partido, y en el mismo puesto: Aceto chocó la cabeza con un rival y por la conmoción fue reemplazado a los 10' por Esteban Sachetto, que se tiró a la izquierda y le dejó el esquivo lugar del 8 a Eduardo Farías.

Eso, más un calor sofocante y un fuerte pressing de Jota Jota le impidió al salaíto pisar firme durante la primera etapa. De hecho, sólo llegó dos veces y sin peligro, mientras que el local se puso en ventaja de penal, por una supuesta mano de Inza (el defensor cuestionó el fallo), que el habilidoso Moramarco resolvió con un potente remate con tres dedos al ángulo superior izquierdo de López.

La suerte parecía estar echada, pero tras el descanso la cosa cambió. El salaíto equilibró el trámite en el mediocampo y con la entrada de Castillón ganó mucho en profundidad. Justamente, el rubio delantero provocó el empate al sorprender con un centro que Otaño quiso rechazar de cabeza pero venció a su propio arco.

El empate era negocio, pero los albos quedaron con un hombre más, por la expulsión de Moramarco, la usina creativa de los celestes. Entonces, con más convicción que nunca fueron por todo. Cuando faltaban cuatro, Manzi clavó un zurdazo desde 30 metros por arriba de la barrera que noqueó a los locales.
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