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domingo,
12 de
febrero de
2006 |
Anteojos de sol: Cuidado de la vista en verano
La mayoría de los anteojos de sol que se usa en verano se compra en puestos callejeros, tiendas de accesorios o boutiques, y en menor medida en las ópticas. Lo más importante no es la calidad de los lentes, que si es deficiente puede causar dolor de cabeza, sino que no se realiza la consulta con el oftalmólogo. El profesional, además de indicar los lentes más apropiados, puede descubrir y tratar tempranamente trastornos de la visión, algunos relacionados con la edad.
Es lo que afirma el doctor Carlos Argento, profesor titular de oftalmología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y director del Instituto de la Visión. La tentación de comprar anteojos de sol no recetados es grande debido a la oferta en diseños, tamaños, formatos y aditamentos como estampados acrílicos y piedras en los marcos. También hay una gran variedad de colores y matices que incluyen los poco convencionales como el rojo, amarillo y azul claro.
La variedad de anteojos se basa en la moda o la originalidad pero no tiene nada que ver con la salud. El daño producido por la luz ultravioleta (una parte de los rayos solares) depende de varios factores: la intensidad de la luz, la longitud de onda y el lugar del ojo en donde se experimenta el daño, entre otros. También se perjudican los cromóforos orgánicos, cuerpos protectores que se encuentran en el cristalino y la retina, y los sistemas de defensa del ojo (enzimas antioxidantes, vitaminas y pigmentos).
La mayoría de la luz ultravioleta se absorbe por el cristalino y la córnea, sin embargo, hasta los 10 años el 75% de la radiación ultravioleta se transmite por el cristalino, comparada con el 10% que corresponde a personas de 30 años. "Una exposición aguda a una alta intensidad de radiación ultravioleta puede producir fotoqueratitis o retinopatía solar, dos lesiones en la córnea y en la retina, respectivamente", advierte el doctor Argento.
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