En Foco. La distribución del ingreso

Más allá de los aspectos políticos que involucra, el trágico conflicto en Santa Cruz desatado por el reclamo de reducción del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, es una buena muestra del estado de situación de la economía argentina y de la estructura de distribución del ingreso derivada de una larga historia de retrocesos.

La teoría de una suerte de aristocracia obrera (en este caso los trabajadores petroleros) reivindicando aumentos salariales sobre un piso que sería la envidia de la mitad de trabajadores que están en negro en todo el país pierde fuerza cuando se analiza el tema desde la perspectiva de las pérdidas que los sectores de menores ingresos registran con cada crisis como la desatada en 2001.

Así, la fuerte recuperación económica registrada desde la segunda mitad de 2002 sólo pudo ser acompañada, por fuera de los sectores de más altos ingresos, por un segmento salarial reducido a un núcleo de actividades que registraron superganancias a nivel empresarial. El dato poco discutible que de cada crisis cíclica hay un sector social que sale siempre más pobre que en el período anterior se profundiza con el sesgo regresivo que adquiere el sistema impositivo.

En este caso, el actual piso del impuesto a las ganancias se queda con buena parte de los aumentos salariales de los trabajadores de las ramas de actividad en las que se pactaron incrementos destinados a neutralizar los efectos de la inflación acumulada, con una consecuencia más letal en los ingresos que antes de la crisis.

Un dato a tener en cuenta cuando el gobierno aspira a moderar los acuerdos salariales de 2006 para evitar el traslado a precios de los mismos. El nuevo desarrollismo con superávit fiscal que despunta en el actual modelo cierra en buena medida a partir de una cristalización de la distribución del ingreso que sólo admite competir con la inflación actual pero no recuperar la participación perdida en años anteriores.

Por si fuera poco, un informe del Indec reveló que en el tercer trimestre de 2005 se profundizó la regresión distributiva, con una franja poblacional del 10% que gana 30 veces que el 10% con menos ingresos. La ministra de Economía, Felisa Miceli, y el propio presidente Néstor Kirchner, descalificaron la metodología de medición del organismo como un resabio de los 90, opinión que choca contra lógica de festejos en la reducción del índice de desempleo, que se calculan sobre la misma base estadística expresada en la Encuesta Permanente de Hogares.