Ataque de cuatro hampones en Callao al 1600

Una familia vivió una pesadilla en su casa y a mano de ladrones

Una gavilla compuesta por tres hombres y una mujer sorprendió a una familia del macrocentro de la ciudad en el momento en que despedía a dos visitas en la puerta de su casa. A punta de pistola, los asaltantes se introdujeron en la vivienda aprovechando el momento del saludo después de compartir una cena y así se inició una pesadilla que duró casi una hora y media. En ese lapso, los asaltantes golpearon y maniataron a sus seis víctimas sobre la cama de una habitación y se dedicaron a revolver toda la casa en busca de dinero. Los hampones, que actuaron a cada descubierta, dijeron en todo momento haber ido en busca de 10 mil dólares, pero ese botín no existía y se fueron llevándose algo de ropa, un horno a microonda, algunas alhajas de escaso valor, los teléfonos celulares de la familia y un par de estetoscopios propiedad de la dueña de casa, una médica pediatra.

El asalto ocurrió el viernes, a las 23.45, en Callao entre Montevideo y Pellegrini. Allí vive el matrimonio Amato junto a sus tres hijos (dos mujeres y un varón). Esa noche, además, se encontraba con ellos una pareja amiga de las jóvenes con los que habían compartido la cena. La irrupción de los hampones se produjo en el momento en que la hija menor de la familia, de 21 años, despedía a las visitas en la puerta.

"Los chicos estaban despidiéndose. En eso pasaron caminando tres hombres y una mujer. Iban por nuestra vereda hacia Montevideo. Los cuatro estaban muy bien vestidos, con pantalones prácticamente nuevos y zapatillas que parecían de muy buena calidad", contó a La Capital Marta de Amato. Según su versión, esas personas en principio pasaron de largo unos metros, pero después volvieron sobre sus pasos. Fue entonces que uno de ellos, "el más bajo, medio morocho y gordito", desenfundó un arma de fuego y le apuntó directo a la cabeza de la hija de Marta.

La joven y sus amigos fueron obligados a ingresar a la casa. Con el caño del revólver apoyado en su nuca, la joven no tuvo otra opción que guiar al maleante hacia donde estaba el resto de su familia. Detrás de ese hampón ingresó un segundo integrante del grupo, "de cabello rubio", que también portaba un arma de fuego. El tercero se ubicó un poco más distante de sus cómplices y habría sido en definitiva el que comenzó a registrar la casa mientras los otros controlaban a las víctimas. En cuanto a la mujer, se presume que habría cumplido el rol de campana, quedándose en la puerta de la vivienda.


Atados sobre la cama
Enseguida los maleantes tuvieron el control de la casa. Primero achicaron a la hija mayor de los Amato, de 25 años, quien estaba en un cuarto usando la computadora. Después fueron al patio, donde Marta y su esposo terminaban de cenar. "Dijeron que venían a buscar dinero. Aseguraban que tenían el dato de que acá había 10 mil dólares. Yo les expliqué que no había semejante cantidad. Pero no me creyeron y entonces nos llevaron a todos a nuestra habitación y nos hicieron acostar juntos en la cama. Nos ataron con las corbatas de mi marido y con una soga que trajeron ellos mismos", señaló Marta.

Las víctimas estuvieron en esa situación de apriete más de una hora. En ese tiempo vivieron momentos de tensión, especialmente con uno de los hampones que "estaba muy nervioso y llegó a repartir un par de golpes", dijo Marta. "Desparramaron todo lo que había en los placares buscando un dinero que no había. Nos insultaban y amenazaban permanentemente para que no los miráramos", añadió Amato.

La pesadilla terminó a la 1.15, cuando los ladrones huyeron con el botín y las víctimas advirtieron que la casa estaba en silencio. Fue en ese momento que los Amato comenzaron a desatarse y comprobaron que los delincuentes se llevaron un horno a microonda, algunas prendas de vestir, una carpa, bolsas de dormir, un par de estetoscopios, unos 300 pesos que les sacaron de los bolsillos y bijouterie de escaso valor. El hecho fue denunciado en la seccional 6ª de policía.