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domingo,
11 de
diciembre de
2005 |
Mercados
La suba de los
emergentes le da
aire a la plaza
Salvador Di Stéfano
El contexto internacional sigue luciendo muy positivo, las Bolsas del mundo tienen tendencia muy alcista. El martes se reúne la Reserva Federal de Estados Unidos para dar cumplimiento a la suba de tipo de interés de corto plazo ya descontado por el mercado.
La tasa de corto plazo en Estados Unidos se ubica en el 4% anual y entre la reunión del martes 13 y el 31 de enero la tasa subirá al 4,5% anual y probablemente lleguemos al techo de suba de tasas en el país del norte. En este escenario es que la tasa de largo plazo no ha mostrado variaciones significativas y esto hace pensar que los tipos de interés seguirán estables sin modificaciones sustanciales.
Esto hace que los inversores del mundo apuesten por los mercados emergentes y observemos subas generalizadas en toda Latinoamérica. En Argentina no dejan de ingresar dólares, las compras del Banco Central República Argentina ascienden a 45 millones de dólares por día y la paridad del dólar con el peso termina en 3,02 al amparo del precio que le coloca el ente rector.
El Merval tiene un soporte muy fuerte en los 1.490 puntos que no debería perforar y si arranca con volumen debería superar los 1.600 puntos para tipificar el inicio de una importante suba, con objetivos en el merval de los 1.800 puntos. La semana que se inicia es clave para proyectar la tendencia del verano, desde este punto de vista, sube y muy fuerte.
Por otro lado, el gobierno busca con la devaluación del peso incentivar las exportaciones, darle más impulso a la sustitución de importaciones, incrementar la recaudación tributaria y licuar la deuda en pesos.
No obstante obtener todos estos beneficios con la devaluación no hay que descartar que con esta depreciación del peso se puede incrementar la suba de precios en la economía. En las últimas semanas el gobierno adoptó una serie de medidas que se encuentran lejos de ser una solución al problema de la inflación.
El sistema financiero ofrece tasas de interés pasivas que se ubican en torno del 5% anual con una inflación del 12% anual, esto indica que las tasas reales de interés son negativas. Esto incentiva a mutar del ahorro al consumo, lo que incrementa la demanda de bienes y servicios.
Como la oferta de bienes y servicios crece por debajo de la demanda por falta de seguridad jurídica y una política tributaria que castiga a la inversión, lo que terminan ajustando a la suba son los preciso de la economía.
Por otro lado el gobierno tira más leña al fuego cuando exacerba el mecanismo de compra de dólares contra emisión monetaria, o baja más los encajes para otorgar más crédito, cuando convalida aumentos salariales o bien cuando incrementa el gasto público.
Daría la impresión que hay cierta incoherencia para aplicar medidas de política económica que permitan una desaceleración en el crecimiento de los precios. El gobierno, antes de realizar un trabajo de reestructuración y baja del gasto público o una reforma tributaria que elimine impuestos distorsivos y sumar un blanqueo de capitales que permita el ingreso de fondos de argentinos en el exterior y un sinceramiento en los precios de las tarifas públicas, recurre al facilismo de implementar un control de precios o gritarle a las góndolas.
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