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sábado,
03 de
diciembre de
2005 |
Un castigo que ya no
suma tantos adeptos
Varias encuestas recientes muestran que cada vez menos estadounidenses apoyan la pena de muerte. En octubre, un estudio reveló que el 64 por ciento se declara a favor, lo que constituye el resultado más bajo desde que se restableció la pena capital, y dista mucho del 80 por ciento que la apoyaba en 1994. Las desigualdades en el sistema judicial y el creciente número de reclusos que han sido declarados inocentes mediante pruebas de ADN son cada vez más debatidas. En 2002, el Tribunal Supremo de EEUU sentenció que las personas con deficiencias mentales no podían ser ejecutadas. Este año, otro tribunal dictó que es ilegal ejecutar a delincuentes que cuando cometieron el crimen eran menores de edad. La cifra anual de ejecuciones en el país disminuyó un 40 por ciento desde fines de los 90, junto a una caída todavía más acusada del porcentaje de sentencias a pena de muerte.
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