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 sábado, 03 de diciembre de 2005  
Sin piedad. China, Irán y Vietnam lideran la nómina de países que aplican la polémica práctica
Aumentan las críticas a la pena de muerte tras dos casos emblemáticos
La ejecución número mil en EEUU y el final en la horca de un australiano en Singapur generaron un gran rechazo

Raleigh/Singapur.- Opositores de la pena de muerte alrededor del mundo criticaron ayer esta cuestionada práctica, después de dos casos que marcaron un hito sobre el polémico tema. El asesino Kenneth Lee Boyd se convirtió ayer en el preso número mil en ser ejecutado en Estados Unidos. Mientras tanto, pocas horas antes, un narcotraficante australiano de 25 años fue colgado en Singapur.

"Este es un pequeño pasó atrás para la humanidad", dijo el veterano activista estadounidense Clive Stafford Smith. "La pena de muerte nos convierte a todos en bárbaros. He visto morir a muchas personas, y cuando salís de ver una ejecución, ciertamente no estás en un mundo mejor", aseguró.

Boyd, de 57 años, fue ejecutado mediante una inyección letal en la prisión central de Raleigh, en el estado de Carolina del Norte. El asesino fue condenado a muerte por haber matado a tiros a su ex esposa y al padre de ella ante los ojos de sus dos hijos, en 1988.

Entretanto, el australiano Nguyen Tuong Van fue ejecutado en la horca en una prisión de Singapur, pese a los pedidos de clemencia del primer ministro de Australia, John Howard, el papa Benedicto XVI y organizaciones humanitarias. El joven fue detenido hace tres años en el aeropuerto Changi de Singapur, con cerca de 400 gramos de heroína. De acuerdo a las estrictas leyes de esa ciudad-Estado, todos los condenados por tráfico de más de 15 gramos de droga deben ser sentenciados a la pena capital.

Mientras cada vez más países tienden a abolir la pena de muerte, quedan 75 que todavía la defienden, sobre todo en Medio Oriente, el norte de Africa y Asia. Según Amnistía Internacional, China lidera la lista con alrededor de 10.000 ejecuciones por año. En Asia la pena capital se aplica mayoritariamente a casos relacionados con el narcotráfico.

Más de 420 prisioneros fueron ahorcados en Singapur desde 1991. La ciudad-Estado tiene la más alta tasa de ejecución en el mundo en relación a su población, de acuerdo a un informe de la ONU publicado en julio pasado. El segundo lugar lo ocupa Arabia Saudita.

El ministro del Exterior de Singapur, George Yeo, aseguró que su gobierno tiene "la responsabilidad" de proteger a su población de la adicción a las drogas. Sobre el caso del ejecutado australiano, detalló que la heroína que llevaba era suficiente para abastecer 26.000 dosis.

Las cantidades de droga que justifican la pena de muerte en Asia pueden llegar a ser pequeñas. En Tailandia, la posesión de 20 gramos o más de una sustancia clase A (que incluye el éxtasis y las anfetaminas), en una zona de salida como el mar o un aeropuerto, está considerada como narcotráfico, y puede terminar en la pena capital. En Vietnam, a partir de 1997, cualquiera que sea encontrado con 100 gramos de heroína o cinco kilos de opio tendrá que enfrentar la horca. Este país está tercero en el ránking de ejecutores mundiales, con 64 muertes durante 2004.


Sin efecto
Sólo China, Irán y Vietnam realizaron más ejecuciones que Estados Unidos durante el año pasado, según Amnistía. "Es un escándalo que la pena de muerte todavía exista en un país civilizado como Estados Unidos", dijo Petra Herrmann, presidenta del grupo alemán Alive e.V. ¿Cómo puede un ciudadano darse cuenta de que el asesinato está mal si al Estado se le permite asesinar a sus propios ciudadanos?", se preguntó.

En Japón, donde las ejecuciones son mayormente apoyadas, Akiko Takada, del grupo contra la pena de muerte Forum 90, dijo que pese a la frecuente aplicación de la pena capital en Estados Unidos "el crimen allí no muestra ningún signo de disminución". "En última instancia, la muerte de estas personas no tiene ningún efecto", añadió.

Los críticos de esta práctica en Estados Unidos defienden que la ejecución impide al preso la oportunidad de exoneración en caso de que después se encontraran nuevas pruebas, y además llaman la atención sobre el elevado número de negros que se encuentran en el corredor de la muerte. De los 50 estados que componen el país, 33 autorizan actualmente la pena de muerte. El año pasado fueron ejecutados 59 presos en Estados Unidos, 23 de ellos en Texas.
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Una de las tantas protestas realizadas en EEUU contra la pena capital.

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